"Me frustra que aún me llamen blando"
Mientras lucha por el anillo de campeón en la final contra los Celtics, Pau Gasol (Barcelona, 1980) repasa una temporada meteórica en su vida, su salto de Memphis, donde estaba estancado, a la meca de los Lakers, su papel en el equipo de Jackson y su relación con Kobe Bryant
Pau Gasol recibe los honores de una megaestrella en la meca del baloncesto. Es el tributo que rinde la prensa mundial al jugador que ha logrado cambiar el paso de los Lakers desde que debutó con ellos el pasado 6 de febrero. Enzarzado en una final que los Celtics le han puesto casi imposible (3-1) y cuyo quinto partido se disputará esta madrugada (3.00, Canal +) en Los Ángeles, el primer español que llama a la puerta del título, a punto de cumplir 28 años, mantiene intactas sus ambiciones: triunfar en la NBA y llegar a lo máximo el próximo agosto con la selección española en los Juegos Olímpicos de Pekín. Es un ídolo en el Staples Center, donde cada vez más gente acude enfundada en la camiseta número 16 con su nombre en la espalda, y donde se le recibió con una pancarta: "Esto es Gasollywood".
"Creí que iría a los Bulls. Llegar aquí fue una responsabilidad maravillosa"
"Phil Jackson impone. Nos pasa películas para hacer énfasis en pasajes o frases"
"Mi estilo favorece el triángulo ofensivo. Tengo ventaja para generar juego"
"Intento ser fuerte en una posición que no ocupaba cuando llegué a la NBA"
"Jugar los 'playoffs' es durísimo. Como tres Mundiales o Europeos seguidos"
"Ha sido más fácil adaptarme a Los Ángeles que a Memphis"
Especial NBA |
Pregunta. Honrar la historia de los Lakers, responder a esas expectativas, no debe de ser fácil.
Respuesta. Es un equipo que siempre quiere aspirar al máximo, que tiene un gran nivel y experiencia y que continúa soñando con ganar el anillo. La presión es enorme: estar a la altura de su leyenda y de los éxitos que lleva a sus espaldas. Contamos con una plantilla para estar ahí arriba durante varios años, un equipo puntero. Es lo que todo jugador con espíritu ganador y competitivo quisiera tener. Pase lo que pase en la final, nos quedan años para aspirar a todo.
P. Ni soñaba siquiera con lo que ha logrado este año.
R. No, porque estaba en Memphis, en un equipo donde no veía ya posibilidad alguna de mejora. Además, pensaba que me iban a traspasar a los Bulls porque era del que más se hablaba. Fichar por los Lakers fue una dosis de motivación enorme y una responsabilidad maravillosa.
P. ¿Cuándo llegó, qué le dijo Phil Jackson?
R. Estábamos de viaje y no me senté para hablar con él hasta después del descanso del partido del all-star [17 de febrero]. Más que comunicarme lo que quería de mí, dialogó conmigo para conocernos un poco, explicarnos nuestra historia y conocer nuestras personalidades.
P. ¿Qué conclusión extrajo de aquella conversación?
R. Estuvo bien. Mayormente habló él. Fue un placer escucharle y que me explicara de dónde viene, quién es y qué ha hecho al margen de los títulos que ha ganado.
P. ¿Impone?
R. Sí, al principio. Y aún. Es un fuera de serie, un entrenador con una experiencia y un éxito incomparables. Por eso le prestas mayor atención.
P. ¿Le regaló un libro como hace con casi todos los jugadores?
R. Me lo recomendó y lo compré yo. Aún no lo he leído. Es de Ernest Hemingway y trata sobre sus vivencias en la Guerra Civil española, de lo que le sucedió y de cómo lo vio. Es una historia relacionada con la historia de mi país vista de la perspectiva de un escritor nacido en EE UU.
P. Jackson es un entrenador al que le gusta pinchar a sus jugadores en la prensa. De Kobe Bryant dijo que parecía que estaba de vacaciones en el triángulo de las Bermudas y también se refirió a la blandura de su juego.
R. Está claro. Le gusta. Posee muchísima experiencia, un gran sentido del humor y le gusta jugar mucho con las declaraciones en la prensa. Lo hace básicamente para motivar a los jugadores y entretener un poco a los aficionados.
P. Sus métodos también son un tanto peculiares, especialmente en lo referente a mentalizarles de cara a los partidos.
R. A veces utiliza un sistema muy entretenido. Nos pasa una película, haciendo énfasis en determinados pasajes o frases, y eso hace que las sesiones de vídeo resulten más amenas.
P. ¿Qué película les pasó antes de que empezara la final contra los Celtics?
R. Gone baby gone [Adiós, pequeña, adiós], de Ben Affleck. Trata sobre la investigación de una niña desaparecida por parte de dos detectives en un violento arrabal de Boston.
P. Se dice de usted que es un jugador ideal para aplicar el triángulo ofensivo que tanto le gusta a Jackson.
R. Sí. Me he adaptado bastante rápido. Las cosas funcionaron desde el principio y mi juego favorece este sistema de juego. Soy un jugador de poste bajo que se desenvuelve bien. Mi capacidad para generar juego y para pasar el balón en buenas condiciones me da una gran ventaja. Es un sistema que permite al jugador muchas lecturas y opciones, lo que te obliga a conocerlas y ejecutarlas correctamente. Pero cuando se domina este sistema es realmente productivo.
P. En su última etapa en Memphis deseaba aumentar sobre todo su estadística de tapones para ser más respetado. ¿Ahora?
R. Intento estar bien en todo lo que puedo, ayudar en todos los aspectos. Esta temporada estaba taponando bien en defensa. En las finales todo ha resultado más complicado.
P. Le acusan a menudo de ser demasiado blando y le pusieron el mote de Winnie, el osito de una serie televisiva. ¿Qué piensa de ello?
R. Me frustra que aún me llamen blando. Intento ser todo lo fuerte que puedo en una posición de pívot que no era la que ocupaba cuando llegué a la NBA. Yo jugaba más por fuera y miraba más de cara al aro. Desde entonces he mejorado físicamente y he tratado de ajustarme a las necesidades de mis equipos. Muchas veces necesitamos a alguien que rebotee, que cierre la zona y se faje en defensa. Aunque mi cuerpo no sea el más adecuado para ello, intento ser fuerte y competitivo.
P. ¿Tiene comparación la dureza en los playoffs?
R. Cada partido es de una exigencia máxima, como una final, y llevamos ya bastantes.
P. Es algo a lo que no se había enfrentado nunca ni usted ni ningún otro jugador español.
R. Así es. Es como si jugáramos tres Mundiales o tres Europeos consecutivos, y quizás me quede corto. Es una experiencia nueva, durísima. La he ido asimilando sobre la marcha. Hay días en los que te duele todo, vas lleno de arañazos y te cuesta dormir.
P. ¿Cómo inciden Kareem Abdul Jabbar y Kurtis Rambis en su preparación?
R. Me ayudan bastante, aunque esta temporada es más difícil porque llegué muy tarde al equipo. Tal vez en la próxima podamos incidir en cuestiones más individuales para aprovechar mejor sus conocimientos y su nivel como entrenadores.
P. ¿Ha visto muy presionado a Kobe Bryant?
R. Es un ganador y no se achanta ante nada. Siempre va a tope. Nos entendemos muy bien y nos beneficiamos mutuamente de nuestras cualidades.
P. ¿Le ve algún punto de comparación con Michael Jordan?
R. Sí, en su habilidad para anotar, en su capacidad atlética, en su madera de líder, de competidor nato, de ganador. Pienso que me complemento bastante bien con Kobe.
P. Si los Lakers son el equipo ideal, Los Ángeles es la ciudad ideal.
R. Sin duda es una de las grandes ciudades de Estados Unidos, Es enorme, inmensa y muy atractiva. Ha sido más fácil adaptarme a Los Ángeles que a Memphis. Es una ciudad un poco más parecida a Barcelona, en lo que a cosmopolita e internacional se refiere, aunque es muchísimo más grande y extensa.
P. ¿Han incrementado las exigencias físicas?
R. Sí. Sin duda físicamente he tenido que hacer un trabajo importante para poder estar a este nivel durante muchos años. El cansancio está siendo un factor importante en las finales, pero, al mismo tiempo, hay que aprovechar esta ocasión única que nunca puede uno saber si volverá a tener la suerte de vivir.
P. ¿Cómo desconecta de la intensa actividad a la que está sometido con partidos, viajes y entrenamientos?
R. Veo películas, escucho música, me conecto a Internet, apenas miro la televisión, paso el tiempo con los amigos, voy a algún concierto, conduzco... Simplemente, me relajo y trato de alejarme un poco del baloncesto.
R. Es de esperar que la próxima temporada Andrew Bynum esté ya recuperado y ocupe la posición de pívot, con lo que previsiblemente pase a la de cuatro. ¿Le costará una vez habituado ya a ser el cinco del equipo durante tanto tiempo?
P. Estoy abierto a esa posibilidad. Ojalá que suceda con Bynum el año que viene. También es posible que en verano, con mi hermano Marc en la selección, actúe también de cuatro o pase a contar con menos minutos de juego. Es una posibilidad que me atrae bastante y que espero retomar porque yo siempre había jugado más fuera de la zona que dentro. Ya veremos. Es una transición que no es fácil.
P. ¿Ha pasado por algún momento especialmente malo en su carrera?
R. Siempre hay momentos difíciles por las tensiones, las derrotas y las decepciones. He pasado por varios como la lesión en el Mundial o la derrota en la final del Eurobasket, pero siempre los he superado mirando para adelante y sabiendo que en la vida no todo son flores y rosas. Nunca hay que resignarse ni conformarse con nada, ni en el deporte ni en la vida. Éste era mi sueño. Esperaba formar parte de un equipo con capacidad para conquistar el anillo. Y aquí estoy.
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