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Reportaje:

"Aún puede quedar algún vándalo"

Un camionero cubre con recelo, pero sin problemas, la ruta Alicante-Perpiñán

Eleva el tono de voz cuando escucha, recién caída la noche, por la radio asegurar al Gobierno que la situación se ha normalizado tras cuatro días de paro en el transporte español. Diego Martínez, un veterano y experimentado camionero, acaba de subir a su tráiler en la cooperativa Surinver de Pilar de la Horadada con un cargamento de hortalizas rumbo a Perpiñán (Francia). Doce horas más tarde, concluye con éxito y sin incidentes la ruta. Diego ha circulado tranquilo, pero con recelo, "porque aún puede quedar algún vándalo, que no transportista", insiste.

Y los kilómetros que se traga el camión le van dando la razón en la A-30, en la N-335, en la N-340 y finalmente en la AP-7. "Vamos bastantes para arriba", confirma un compañero murciano durante el descanso en un bar de Torreblanca.

Las cooperativas trabajan a destajo para recuperar la confianza del cliente

Desde la cabina de un camión, la perspectiva es muy distinta que desde los despachos. "Se deberían ver más camiones", insiste casi desde la salida de la cooperativa, donde hacia las 20.00 del viernes cargó en su camión frigorífico 40.000 kilos de pimientos y melones que descargará en Perpiñán y cuyo destino final serán otros puntos de Francia e Italia.

Algunas cooperativas tenían poco género porque empezaron a recolectarlo a partir del jueves por la tarde y las que llenaron sus cámaras empezaron a enviar producto por carretera por la mañana. Las cooperativas aceleraron el paso el jueves y el viernes para tratar de enviar al mercado europeo toda la mercancía posible, tras varios días de paro total y con la vista puesta en la protesta convocada para mañana por la Fédération Nationale des Transports Routiers. Será una protesta de un día, pero el sector no quiere arriesgar más clientes ni desperdiciar productos.En las conversaciones del viernes por la noche entre Diego y sus colegas, en plena ruta, está omnipresente el paro del transporte y sus consecuencias. "¿Qué habéis sacado en clarode la huelga?", pregunta el conductor por radio. Unos dicen que se han aprobado 30 medidas, otros 50, pero hay mucha desinformación sobre las medidas pactadas, "sobre lo que se ha firmado o lo que no se ha firmado". Sólo saben que todo el mundo tenía prisa, unos por empezar la huelga, otros por terminarla. "Medidas, las de mi mujer", bromea con sorna un transportista preguntado a través de la emisora. "Estoy estudiándomelo", añade otro. "Algo habrán firmado".

Diego conoce bien cada sitio. En el polígono de Los Montesinos había piquetes estos días, recuerda al dejarlo atrás. Villena suele ser "conflictivo" cuando hay paros. Y a pocos kilómetros del polígono de La Granadina, en San Isidro, donde un camionero resultó herido grave cuando quemaron su camión mientras dormía, asegura que "eso lo hace uno de fuera [ajeno al colectivo de transportistas], ningún transportista prendería fuego a un camión y menos si ve la cortina bajada". Una vez en la provincia de Valencia, explica que "cuando se pone la cosa conflictiva, si Carlet, Xàtiva y Valencia las pasas bien, no tienes ya problemas". En Torreblanca, apenas hay camiones aparcados en la puerta de uno de los numerosos bares que bordean la N-340. La empleada del establecimiento, sin embargo, se muestra satisfecha por el regreso de los clientes. La tranquilidad se repite hasta las puertas de Francia.

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Amanece junto a la frontera de La Jonquera. Un luminoso que reza "frontera abierta" sella el buen final del viaje. En el mercado mayorista de Saint Charles, en Perpiñán, prácticamente todo el mundo habla castellano. Ayer, la tranquilidad de las 7.30 se fue entonando a partir de las 10.00. Y el día se preveía movido. "El jardín de Europa son Marruecos y España", resume Jorge, un mayorista de origen español, con un marcado acento francés. Jorge está tranquilo con el paro francés. "La fuerza en España es que han cortado la frontera. Aquí te la abren", asegura. Un paro como el de mañana, por tanto, "perturba, pero no toca mucho. El género, aunque con dificultades, sale".

Las cooperativas valencianas, que empezaron a detectar los problemas dos días antes del inicio del paro, estiman en dos millones de euros el valor de la mercancía que han dejado de vender y una pérdida de 8.000 jornales. "La verdad es que ahora no estamos en el grueso de la campaña. En otro momento, podría ser peor, pero al que le ha dado, le ha dado de lleno", asegura Enrique Bellés, director de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Comunidad Valenciana (Fecoac). Lo que "queda por analizar", añade Bellés, es el "efecto" del paro en la clientela europea.

Las cooperativas valencianas han enviado estos días más de mil camiones de frutas y hortalizas con destino al resto de Europa, aunque alguna comentaba el viernes que aún no era "tan fácil" como habitualmente encontrar transportistas. La preocupación era aún latente a expensas de que la protesta de transportistas franceses no colme la paciencia del cliente y erosione más su confianza. Anecoop, la principal cooperativa agraria, trabaja a destajo con las principales cadenas de distribución para enviar el máximo de mercancía a Europa Y, sobre todo, se esfuerza en devolver la confianza a sus clientes, por teléfono, garantizando la vuelta a la normalidad.

Camiones entrando en el puerto de Valencia
Camiones entrando en el puerto de ValenciaEFE

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