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La primera gran protesta por la crisis

Los comerciantes de la Boqueria acusan la bajada de las ventas

Àngels Piñol

"Viene la gente y pregunta: '¡Ah!, pero ¿hay pescado?", contaba Rosa Villalta, una pescadera de la Boqueria, mostrando su surtido de rape, atún y todo tipo de pescado. La misma inquietud tenía su compañero de al lado, Jaume Ripoll, que lamentaba que los clientes han dejado de comprar pese a que la Boqueria, como el resto de mercados de Barcelona, ha sorteado la huelga de transportistas sin apenas problemas porque, aunque ha faltado algún producto, apenas se ha notado nada. Manel Ripoll, presidente de la Asociación de Comerciantes de la Boqueria y vicepresidente de la Federación de Mercados y Gremios de Alimentación, admitió que los vendedores de su mercado "están molestos, y con razón". "Aquí ha habido de todo y con abundancia, salvo algún tipo de pescado que ha podido fallar. Pero hemos tenido que trabajar con la presión de que faltaba comida. Hoy hemos vendido por debajo de un viernes normal y eso es preocupante. Se ha generado una alarma social muy grande que no se ha correspondido a la realidad".

Lo cierto es que el paro se ha notado especialmente en las grandes áreas comerciales, donde ha escaseado el agua y sobre todo la verdura, la carne y el pollo. Pero el desabastecimiento no era real porque se podía comprar casi de todo en los mercados, salvo el marisco de Galicia porque los pescadores de esa comunidad están en huelga. "¿No lo ves? ¡Aquí sólo hay turistas!", exclamó enfadada Noemí, una vendedora, después de que una mujer fotografiara las almejas del mostrador.

El enfado de los vendedores se debe también a que han esquivado el paro cargando en coches particulares la mercancía para despistar a los piquetes y recurriendo a su agenda de pequeños proveedores. Ripoll explicó que le sabe muy mal que todo ese esfuerzo no haya sido compensado a causa de la alarma creada. "La gente ha ido en masa a los supermercados y ha vaciado las estanterías por miedo a quedarse sin nada", afirmó Ripoll, negando categóricamente que el pescado de estos días no sea fresco y que por esa razón la gente se retraiga a la hora de comprar. "¿Cómo se le ocurre a alguien eso? ¡Sería una gran irresponsabilidad!". Los tenderos calculan que están recaudando la mitad de caja de un día normal. Y eso se nota más en la Boqueria porque, según Ripoll, es un mercado ladrón, que atrae a clientes de otros mercados de Barcelona, sobre todo los viernes y sábados. "Y hoy han dejado de venir", dijo Ripoll. Hoy se verá si vuelve la normalidad.

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