Búnker, pub y centro cultural
Ferrol busca ideas para rehabilitar un antiguo refugio militar en pleno centro
Entre sus muros, las ciudades esconden secretos que a menudo permanecen silenciados durante décadas. Ferrol no es una excepción. Un antiguo búnker construido probablemente a mediados de los años 40, como posible refugio antiaéreo y oculto tras un robusto muro en pleno centro urbano, es uno de esos espacios singulares herencia del pasado militar de la ciudad que vio nacer al dictador Francisco Franco. Un espacio vacío y subterráneo de estética militar y cuajado con toneladas de hormigón armado que el gobierno local (PSOE-IU) quiere reinventar y rehabilitar como centro cultural "de referencia en Galicia" y plataforma para las vanguardias artísticas y musicales.
Tras un elevado muro de enormes piedras con aspecto de fortaleza inexpugnable, bajo los jardines de San Francisco y a pocos metros del Arsenal Militar, se oculta un extenso hueco abovedado cuajado de hormigón de unos 500 metros cuadrados y alturas de tres y cuatro metros. "Es un espacio oscuro y dramático, con una decena de bóvedas que se enlazan a través de arcos de medio punto y que se va estrechando hacia el final, en dirección al puerto" explica Miguel Reimúndez (IU), edil de Vivienda de Ferrol. Su departamento y la Concejalía de Cultura impulsan un proyecto "ambicioso y rompedor" para transformar los bajos de la Cuesta de Mella en un espacio cultural "único" que actúe como catalizador y dinamizador cultural.
Sobre el origen y el propósito de este espacio, en cuyo borde acababa la ría siglos atrás, se cuentan varias teorías que, según Reimúndez, no acaban de explicar cómo "se originó esta interrupción urbana atrapada entre barrios". Los primeros planos del subterráneo datan del 44, durante la II Guerra Mundial. El presidente de los vecinos de Ferrol Vello, Alberto Saavedra, cuenta que pudo habilitarse como túnel para que se refugiase la población y conservase la estética de un búnker militar aunque parece que nunca llegó a funcionar como tal. Para el enorme hueco subterráneo que se abría en el corazón de la ciudad se barajaron otros usos militares como garaje o almacén.
José Villasante, experto en patrimonio, asegura que este espacio es poco más que un muro de contención ligado al borde una antigua cantera que "nunca tuvo que ver con la Marina o con el Ejército". Reimúndez, arquitecto de profesión, discrepa. "Aunque Ferrol estaba favorecido por el Régimen, parece poco probable que el Ayuntamiento pudiera hacerse cargo de una obra tan potente, con dos metros de hormigón armado en algunos tramos", sostiene.
El recinto pasó a manos del municipio y funcionó como sala de fiestas, local de copas y alterne bajo los nombres de pub Bóvedas y Anduriña a finales de los 70 y principios de los 80. Vecinos del barrio todavía recuerdan que la zona era un hervidero nocturno "algo conflictivo y casi marginal" por donde transitaban centenares de marineros y reclutas. De aquel legendario tugurio quedan apenas algunos guiños kitsch al pasado en las coloridas formas femeninas semidesnudas que estampan las paredes. Parte de la barra del bar y restos del mobiliario permanecen esparcidos entre los escombros. "Este espacio era invisible para la ciudad, como una maleta con doble fondo. Queremos que sea visible", apunta el edil, quien sugiere reemplazar el muro exterior por cristal.
Rodeado de un halo de misterio, el subterráneo permaneció cerrado durante un cuarto de siglo hasta que el bipartito local lo reabrió el verano pasado para una inspección técnica. "Estaba mejor de lo que se esperaba, tiene muchas posibilidades y aspiramos a que sea un sitio atractivo para los jóvenes creadores en Galicia", asegura Yolanda Díaz, teniente de alcalde.
El gobierno ferrolano ha convocado un concurso de ideas bajo la tutela del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG). Los participantes podrán visitar los bajos de la Cuesta de Mella el próximo día 11 y presentar sus propuestas antes del 15 de julio. El coste de ejecución del anteproyecto no debe sobrepasar los 600.000 euros. El fallo se conocerá a finales de septiembre y fija tres premios de 1.000, 2.000 y 4.000 euros para las mejores propuestas, preludio del proyecto definitivo, que deberá incluir la reordenación de los jardines de San Francisco y la accesibilidad del entorno para enlazar dos barrios, Ferrol Vello y A Magdalena, hasta ahora divididos por este muro.
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