Obama
El PSOE ya cuenta con los delegados para las próximas citas congresuales, tanto federal como regional y provincial. El proceso se puede considerar que ha sido limpio y ordenado. Salvo alguna incidencia realmente llamativa con el censo electoral de Málaga, lo cierto es que apenas ha habido fractura interna y todo ha transcurrido con absoluta normalidad. Sin embargo, este paso ha servido para que se visualicen las diferencias más acusadas, como ocurre con la agrupación malagueña y, también, con la de Sevilla fundamentalmente. Se trata de un camino de "ida y vuelta" ya que concluirá con los respectivos congresos provinciales de donde saldrán los nuevos equipos directivos. En lo que se refiere a Andalucía, Manuel Chaves, si bien confesó en su día las ganas que tenía de desprenderse de la secretaría general, basta que huela a la más mínima posibilidad de inestabilidad interna para que se retraiga en su intención inicial. Habrá que esperar, tal vez, hasta después del Congreso Federal para conocer su decisión al respecto y, por tanto, sobre su posible sucesión en la persona de su secretario de organización, Luis Pizarro.
Tampoco se observan grandes turbulencias en el plano más cercano, el de las agrupaciones provinciales, salvo en los casos ya citados de Málaga y Sevilla. Además, no se adivinan especiales sobresaltos en los relevos de Gaspar Zarrías en Jaén y de Martín Soler en Almería. A pesar de todo, eso no va a impedir que, a partir de esta semana, algunos necesitados de golpes de efecto para lograr el deseado apoyo de los delegados se erijan, no ya en los más cercanos, próximos e íntimos amigos de Zapatero, sino también en los más aguerridos seguidores de Obama.
La verdad es que vienen a ser siempre los mismos. Están plenamente identificados por su afán de vender "mercancía averiada". Pero la suerte es que estos tipos ya han quedado en evidencia en demasiadas ocasiones, las suficientes como para que carezcan de la credibilidad que se requiere para presentarse como alternativas solventes y serias. Aun así, estos personajes deben tener cuidado a la hora de apelar a Obama. Ahí tienen al defenestrado Julián Álvarez, quien se presentó nada menos que como el Obama andaluz. Ahora, tras el fiasco electoral al que llevó a su partido, no ha tenido remilgos en autoincluirse en el limbo de los históricos del PA.
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