_
_
_
_
Entrevista:SALVATORE ADAMO | Cantante y compositor

"Aún pongo mis manos en tu cintura"

Pregunta. El sábado inicia gira por España. ¿Está usted todavía para giras?

Respuesta. Sí. Es el motor. Para mí lo más bonito es cantar en directo, con el público. En estudio no me encuentro bien.

P. A estas alturas del partido, ¿practica aún lo de mis manos en tu cintura?

R. Sí [ríe]. Aún sigo poniéndolas cuando bailo con una señora, o cuando beso a la mía. Es una posición muy agradable.

P. ¿Se considera de la quinta de los viejos rockeros?

R. En Francia han dicho que he ido a contracorriente. Allí los rockeros se llamaban yeyé. Y yo, aunque pertenezco a la época, nunca fui yeyé. Mis maestros eran Brassens, Brel. Con toda modestia, yo intento hacer canciones más artesanales.

P. Cuántos guateques pasamos con usted. Y usted sin enterarse.

R. Sí. He tenido testimonios muy simpáticos. Es una responsabilidad terrible.

P. Si se siente responsable de nuestros guateques, ¿también de nuestros desastres amorosos?

R. Espero que no. De los desastres, no: de los milagros.

P. Pasó de lo romántico a la denuncia. A menos manos en tu cintura.

R. No. Es algo que data de hace muchos años. Nunca quise encerrarme en un estilo de. Nunca he sido más feliz que cuando escribo canciones de amor. Pero, desgraciadamente, hay cosas que es preciso denunciar. Inshallah! la escribí con 23 años.

P. Hay que ver lo que ha cambiado de color el mechón de tus cabellos.

R. Sí, sí. Sal y pimienta.

P. Ha vendido 90 millones de copias en una decena de idiomas. ¿Se lo ha comido todo?

R. En el 66 no vendí discos en los países anglosajones. Y era el segundo en el mundo tras los Beatles. Fue un bonito regalo, pero yo no hice nada. No soy un hombre que corre tras los récords.

P. En cambio, su disco Sei qui con me (1963) fue desestimado por la comisión de audiencia radiofónica italiana por "voz desagradable". Poco ojo profético.

R. Eran gente muy académica, acostumbrada a las voces muy bellas. Yo debo mucho a Charles Aznavour, porque si él no hubiera cantado con una voz así, yo, para empezar, no hubiera podido convencer a mi padre, a quien también gustaban las voces de ópera. El párroco me echó del coro porque no tenía voz de ángel.

P. Hizo la pelota a la hoy reina de los belgas con Dolce Paola (1964). Y no le han hecho ni ministro ni nada.

R. Bueno [ríe], me han hecho hace dos años Caballero del Reino. Y que conste que la canción nació de la fantasía de un periodista, que habló de ella antes de que existiera, e incluso le puso el título.

P. ¿Sigue siendo de Sicilia, o es más belga que otra cosa?

R. En el lenguaje y los temas, soy belga francófono; en la sensibilidad, permanezco italiano.

P. ¿En Bélgica quién vende más: usted o Tintín?

R. Tintín es un personaje... No puedo compararme. Él es el personaje belga típico, el que gusta a los que tienen de siete a 77 años.

P. ¿Y Adamo a qué edades gusta?

R. Creo que mi público ha madurado conmigo, pero desde hace unos años hay también jóvenes.

P. Ya. Usted es Caballero del Reino, pero más que a Tintín gusta a Hernández y Fernández.

R. Si me pregunta qué tengo de Tintín, no sé. Quizá un poco de candor. Espero no haberlo perdido.

P. Jacques Brel le llamó "tierno jardinero del amor". Ahí se puso un poco cursi, ¿no?

R. Me llamó jardinero porque a los cantantes como yo, un poco cándidos, los llamamos en Francia flores azules. Entonces, quizá yo era así. Ahora soy más realista, más lúcido.

P. Su novela autobiográfica está protagonizada por un empleado de pompas fúnebres. Qué alegría en ese cuerpo.

R. Es una novela de humor negro. Era una burla del destino, una condena para mí: abandonado por mi enamorada, habiendo perdido el trabajo... El protagonista sólo encuentra ese empleo.

P. ¿Sigue teniendo los sueños por encima de la razón?

R. Tengo una especie de imaginación un poco delirante. Me gustan la autoironía y los delirios surrealistas.

P. Creo que pinta. ¿Algo de interés?

R. Lo hago desde hace tiempo, aunque todavía no he encontrado mi estilo. Voy de Matisse a Van Gogh o a Mondrian.

P. ¿Nada más?

R. Guardando las debidas distancias.

P. ¿Es mejor cantar a Sarkozy o a Carla Bruni?

R. Yo, mirándoles a los ojos, mejor a Carla Bruni.

P. Acaba de grabar a dúo con Raphael. ¿Ha sobrevivido?

R. Él ha grabado algunas de mis canciones. Y sí, lo he superado: estoy entero. Es un buen artista.

Perfil

- Con 64 años, tres hijos y ocho lustros de carrera a las espaldas, se dispone a recorrer España, una vez más, con muchos de sus temas de siempre, que son los que le pide el personal. Acaba de sacar un disco, y dice que leer es lo que alimenta su imaginación. Antes jugaba al fútbol, pero ahora se limita a darle al tenis, en dobles. "Juego con dos médicos y un empleado de la funeraria. Estoy en buenas manos", reconoce.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_