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JUEGO DE PELOTA | EUROCOPA 2008 | La otra mirada
Columna
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Algunas novedades

Soledad Gallego-Díaz

Esta Eurocopa parece traer algunas novedades. Primero, dicen que no hay favoritos. Segundo, se han inventado los calabozos prefabricados y portátiles, donde, siguiendo la moda, Suiza pretende encarcelar, de forma preventiva, a los hinchas que crea que pueden cometer actos vandálicos. Inglaterra no juega (¡qué pena!, aunque, ojo, han prometido apoyar a España), así que los hooligans tienen que venir de otros sitios. Los calabozos tienen pinta, por fuera, de cajones grandes, pero por dentro a algunos (¿existen los hooligans gitanos rumanos?) quizás les podríamos engañar explicándoles que es un chalet alpino. Esperemos que a Austria no se le ocurra inventar sotanillos desarmables con el mismo fin. En cualquier caso, parece que los encargados de vigilar la cárcel portátil viven en prefabricados muy parecidos y que pretenden seguir trabajando después del torneo. Quizás los lleven a Italia. O a España. ¿Dónde van a meter, si no, a tanto inmigrante detenido?

Las buenas crónicas están escritas con pasión, pero sin mala baba. Están llenas de vida y de independencia
Especial Eurocopa 2008
La Historia de la Eurocopa

A mí lo que más me apetece de la Eurocopa es ver los partidos, pero, sobre todo, leer después las crónicas. Nunca he entendido esa cursilada de que los partidos "se leen" y los jugadores los "interpretan". Lo que se lee son, al día siguiente, las crónicas de los periódicos. Sobre todo las de éste. Siempre me han gustado. Es un género fantástico. Me he preguntado muchas veces qué saben los cronistas deportivos que no sabemos el común de los cronistas. Porque ¿cómo consiguen que se les lea con pasión cuando, al fin y al cabo, nos están contando otra vez lo que ya todos hemos visto? Y además, como decía Howard Kurtz, un periodista americano que ha escrito de casi todo menos de fútbol, ¿cómo se las arreglan estos privilegiados para que sus textos escapen a la tan temida y cada día más frecuente fascinación de las redacciones por lo corto?

Digo que me gusta leer las crónicas (no oír ni ver, sino leer) y sé perfectamente por qué. Porque las buenas están escritas con pasión, pero sin mala baba, porque están llenas de vida, de independencia y de información, porque mezclan estadísticas con análisis, porque critican que da gusto, porque son capaces de felicitar, alabar y mostrar su felicidad cuando ocurre algo bueno y porque reprueban, censuran y muestran su tristeza cuando les parece que pasa algo malo. Quizás sea porque no sienten la necesidad de llevar al Estado en la cabeza, pero la verdad es que la crónica deportiva suele ser un género fresco y autónomo. Estoy segura de que alguien como José Blanco (que según escribió esta semana en su blog, se resistió a confesar públicamente su simpatía por Barack Obama porque "no quería interferir lo más mínimo en el proceso de elección del Partido Demócrata norteamericano") jamás podría hacer una buena crónica de esta Eurocopa.

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