Israel amenaza con atacar Irán si no detiene su plan nuclear
Se acabó el lenguaje ambiguo, la retórica que anuncia el empleo de la fuerza militar sin citarla. "Debemos detener la amenaza iraní con todos los medios posibles", afirmó el miércoles el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, durante una visita a Washington. La responsable de la diplomacia, Tzipi Livni, tildó de "vecino matón" al régimen de Teherán. Y ayer, el ministro de Transportes, Saul Mofaz, fue más explícito que ningún otro dirigente. "Si continúa con su plan para desarrollar armas nucleares, atacaremos. Las sanciones [de la ONU] son ineficaces. Atacar Irán para detener su programa parece inevitable", afirmó el ex jefe del Estado Mayor y ex titular de Defensa, nacido precisamente en Irán.
Teherán se está erigiendo en una potencia en Oriente Próximo con indudable influencia en varios países de la región, principalmente Irak, Siria y Líbano. Y las amenazas de su presidente, Mahmud Ahmadineyad, sobre la "inminente desaparición del Estado sionista" sacan de quicio a los líderes hebreos. Analistas y gobernantes opinan que, aun disponiendo del arma nuclear, Irán nunca osaría emplearla contra Israel, sabedor de que la respuesta supondría la destrucción de su país. En todo caso, advierten los dirigentes israelíes, no van a tolerar que el régimen de los ayatolás se convierta en potencia nuclear.
Desencanto
El Gobierno israelí no disimula su enorme desencanto con la actitud de los países europeos. Las sanciones económicas no han hecho mella en los proyectos de Irán, firme aliado de Israel hasta el derrocamiento del sha en 1979. No parece que Teherán vaya a dar marcha atrás en unos planes que, asegura, están destinados a la generación de energía eléctrica. Algo que Israel, Estados Unidos y la Unión Europea no se creen.
No sería la primera vez que la aviación israelí bombardea instalaciones nucleares de un país musulmán. En 1981, arrasó la central de Osirak, unos 30 kilómetros al sur de Bagdad. Y en septiembre pasado hizo lo propio con unas supuestas instalaciones atómicas en el norte de Siria. La dificultad en el caso iraní es que los recintos nucleares han sido fortificados decenas de metros bajo tierra, y que el presidente George Bush, en los estertores de su mandato, no se halla en la mejor coyuntura para secundar el eventual ataque.
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