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Tres detenidos por torturar y matar a un discapacitado para robar su pensión

Los acusados secuestraron a la víctima durante tres meses en su propia casa

El hallazgo del cadáver de un hombre semidesnudo y maniatado en el minúsculo trastero de su casa en Almonte (Huelva), el miércoles pasado, ha destapado una terrible historia de vejaciones y torturas que sufrió la víctima antes de morir. Miguel García, de 47 años, padeció, según la Guardia Civil, tres meses de infierno, al verse secuestrado en su propia vivienda por tres presuntos agresores, ya detenidos.

Dos hombres y una mujer propinaban continuas palizas a García, que sufría esquizofrenia paranoide y al que robaban mes a mes sus 580 euros de pensión.

Según las primeras estimaciones, y por el avanzado estado de descomposición en que se encontraba el cadáver, Miguel García pudo morir entre el cinco y el 11 de mayo por asfixia, a causa de las terribles condiciones en que se encontraba atado y amordazado, en la azotea de su casa, dentro de un trastero de sólo uno por dos metros.

En el momento del hallazgo del cuerpo, presentaba la mano izquierda atada a una tubería, los pies atados con una cuerda a la altura de los tobillos y su cabeza cubierta con una manta.

Los detenidos por la muerte son J. P. D., de 38 años y natural de Huelva; la mujer A. M. R. M., de 34, de Bollullos Par del Condado, y M. A. T. R., de 30, nacido en Almonte.

A los tres se les imputan presuntos delitos de secuestro, tortura, lesiones, robo con fuerza y asesinato. Los tres declararon ayer en el Juzgado de Instrucción Tres de La Palma del Condado. Todos estaban inmersos en el mundo de la droga, a la que destinaban el dinero que robaban a García.

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La Guardia Civil cree que los detenidos habían ocupado a la fuerza la vivienda de la víctima desde hacía tres meses, obligándole a que les entregara su paga por discapacidad. En alguna ocasión, los agresores llegaron a presentarse en la entidad bancaria donde el fallecido percibía el dinero de la paga para solicitar un duplicado de su tarjeta bancaria. Las mismas fuentes sostienen que durante el tiempo en que ocuparon la vivienda mantuvieron drogado a García con todo tipo de sustancias.

Además, le daban palizas y lo torturaban y vejaban física y psicológicamente, obligándole a permanecer largos períodos atado y encerrado en el trastero, donde finalmente falleció asfixiado.

Los vecinos aseguran que desde hacía un par de años se veía circular a gente relacionada con el mundo de la droga por la casa de García. Él vivía sólo y dijo a los vecinos que les permitía entrar en su casa por miedo.

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