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El Consell Escolar propone cambiar una hora de Religión por Filosofía

Protestas de padres y alumnos contra la "política del no" de Font de Mora

El pleno de la permanente del Consell Escolar Valencià (CEV), celebrado ayer, aprobó por 32 votos a favor, 18 en contra -básicamente, de los sindicatos de la red de centros religiosos- y nueve abstenciones una enmienda al decreto de Bachilleratos para "mantener las tres horas de Filosofía que se imparten en dos cursos a cambio de dividir las dos horas de Religión entre dos cursos". Una propuesta que, de ser respetada por el consejero Alejandro Font de Mora, pondría fin a las acampadas que vienen protagonizando profesores y estudiantes de Filosofía en el campus de Blasco Ibáñez.

El decreto para consolidar la red privada de centros de Infantil, adelante

El acuerdo -propuesto por Luis García Trapiello, de CC OO, y Santiago Estanyà, del STEPV, y ratificado por UGT y CSIF- pasa por separar las dos horas de Religión que la consejería había encajado en el horario de primer curso de Bachillerato (con lo que se comía una de las tres horas de Filosofía) y desplazar la segunda hora de Religión al segundo curso de Bachillerato, para poder conservar el horario de Filosofía.

La fórmula, sin embargo, no ha sido bien recibida por los representantes del sector docente religioso, FSIE y USO, que consideran que el desplazamiento de la Religión "creará problemas a sus profesores", según explicaron fuentes del consejo. Es más, algún representante del clero valenciano y de la patronal de centros católicos FERE llegaron a reconocer explícitamente que con el cambio se corre el riesgo de que "los alumnos de segundo que preparan el selectivo no quieran perder el tiempo estudiando Religión".

La patronal CECE, que preside José Manuel Boquet, reconoció en privado el problema que supone para sus centros asociados la reducción de una hora de Filosofía. Miguel del Pino, del CSIF confirma que "recortar una hora de Filosofía rompe con la fórmula de jubilaciones del profesorado a tiempo completo, que tendrían que pasar al grupo de contratados a tiempo parcial, modificando sus condiciones laborales".

El consejo también aprobó las enmiendas al proyecto de decreto que "establece los requisitos mínimos que deben cumplir los centros que impartan primer ciclo de Educación Infantil".

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Todos los sindicatos, según precisó Guillermo Martí, de Fete-UGT, trataron de "impedir que la Administración rebaje el nivel de exigencia a los titulares de guarderías que ya atienden a menores de tres años". Según Albert Sansano, del STEPV, "se trata de evitar que el decreto se convierta en un coladero para legalizar cualquier chiringuito, sobre todo, ahora que han proliferado nuevas fórmulas, como los pisos francos dirigidos por inmigrantes". En la práctica, el decreto es el primer paso en la "privatización de la red de infantil", admite Manolo Picó, de CC OO, que recordó que en el Pavace se ha introducido un punto para que la Generalitat se acoja al convenio con el Gobierno para crear "una red de guarderías públicas". La fórmula, añadió Martí, se podría hacer vía ampliación de los colegios de Primaria que se pueda o usando el espacio liberado por el traslado a los institutos del primer ciclo de ESO.

Mientras la permanente del Consell Escolar Valencià se mantenía reunida, representantes de la Confederación de Padres Gonzalo Anaya, con el apoyo de las centrales sindicales de STEPV, CC OO, UGT y la Federación de Alumnos realizaron una concentración de protesta ante las puertas de la Consejería contra la política educativa del Consell.

La vicepresidenta de la Gonzalo Amaya, Gemma Piqué, leyó un manifiesto quejándose del "desprecio" que el consejero, Alejandro Font de Mora manifiesta hacia sus propuestas. A ritmo del Chiki-chiki cantaron La canción del no, que dice así: "La política educativa se baila así: uno, los decretazos; dos, ciudadanía; tres, el uniforme; cuatro la religión. Pelea, pelea".

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