_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Santa Teresa y la Junta

Viven sin vivir en sí. Los delegados de la Junta en Málaga y Sevilla viven sin vivir en sí y de tal manera esperan que cualquier martes mueren porque no mueren. Desde que el presidente de la Junta bloqueara los nombramientos de delegados en ambas provincias hasta la celebración de los congresos del PSOE, a los actuales responsables qué larga se les está haciendo la espera. Qué larga es esta vida, en la que pasa un martes y pasa otro, y llega el siguiente, como hoy, y siguen vivos, aún sin vivir en sí. Ni los nombran ni los destituyen ni los quitan ni los ponen. Qué dura la incertidumbre. Qué duro un posible destierro. Y es que aunque sea dulce el cargo, no lo es la esperanza larga. Y ese esperar la salida les causa un dolor tan fiero que cualquier día mueren porque no mueren.

Hubo un tiempo en el que, después de unas elecciones, en los primeros Consejos de Gobierno de la Junta se aprobaba un listado de nombramientos. Cada martes, tal día como hoy, Chaves congregaba a sus consejeros y del encuentro salía un listado de nombres etiquetados por provincia y consejería. Fulanito Jiménez, delegado de Obras Públicas en Málaga, Menganito Pérez de Igualdad en Sevilla... y así hasta completar el organigrama. Esta vez, sin embargo, no ha habido manera. La dirección del PSOE de Málaga proponía el nombre de un delegado, el sector crítico sacaba la artillería pesada contra él. Que el nombre venía de los críticos, el sector oficial se negaba a que quitaran al que estaba. En Sevilla, en menor medida,se han dado situaciones similares. Cada sector con su núcleo de consejeros a favor y en contra. Unos apoyando. Otros boicoteando.

Los dirigentes del PSOE, en Sevilla y Málaga, estaban utilizando los nombramientos de la Junta como el primer pulso importante entre los dos sectores que pugnan por el control del partido en cada provincia. Justo, las dos, donde Chaves ha colocado un consejero adscrito a cada sector. Ni que decir tiene que en las propuestas de cada bando primaban afinidades políticas. Y la pugna no era baladí. Todos son conscientes de que la proyección institucional también da poder orgánico y éstos son esenciales a dos meses de un congreso. La situación de bloqueo llegó a tal extremo que el presidente andaluz decidió paralizar los nombramientos a la espera del resultado de estos cónclaves provinciales. Lo que viene a demostrar como un hecho normal la confusión que existe entre partido e instituciones públicas.

A este paso, Chaves va a cumplir sus primeros 100 días de gobierno con una estructura provisional en, al menos, dos provincias andaluzas. Se podrá decir, frente a esta interpretación, que las consejerías siguen funcionando con sus delegados, ya que ninguno de ellos ha sido relevado en el cargo y, por lo tanto, esta circunstancia no tiene por qué influir en sus actividades. Pero también se puede decir lo contrario. Una parte del organigrama político de la Junta está con un pie fuera y otro dentro. Siguen viviendo en su puesto, pero sin vivir en él. Y en algunos casos, sabiendo que su cese está ya firmado y a la espera sólo de su tramitación.

Cuando se resuelvan los congresos provinciales del PSOE llegarán las vacaciones. Por lo tanto, habrá delegados de la Junta que empezarán a tomar tierra en sus responsabilidades en septiembre, cinco meses después de las elecciones. Con las elecciones generales y las autonómicas, uno tiene la sensación de que el primer año de legislatura en los ayuntamientos andaluces ha pasado sin pena ni gloria. Y el mismo camino lleva este inicio de mandato del Gobierno central y de la Junta. En el primer caso, por la crisis interna del principal partido de la oposición. En el segundo, por las crisis internas del partido en el gobierno. Y es que muchos dirigentes de ambas formaciones políticas están como los delegados de la Junta, que mueren porque no mueren.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_