"Muchos creen que por ser de fuera no le harán caso"

Marco Tulio Castro, de 53 años, es la excepción a la propia regla que él mismo fija. Le han hecho caso. Y es inmigrante. Este colombiano lleva ocho años viviendo en Córdoba y hace un año tuvo un problema con una empresa de telefonía móvil. Reclamó y ha conseguido que se respeten sus derechos como consumidor. Todo comenzó en agosto pasado cuando los padres de Castro fallecieron en su país. Tuvo que viajar a Colombia y, desde allí, se conectó a Internet en dos ocasiones, "unas cuatro horas en total".

La sorpresa le llegó cuando regresó a España y le mandaron dos facturas por un importe de casi 7.000 euros en las que también se incluían algunas llamadas telefónicas. "No puedo pagarlo, mi sueldo es de 1.200 euros al mes", señala Castro, quien trabaja como transportista.

Había contratado un servicio de tarifa plana de Internet en el que se incluían llamadas a fijos gratis desde la línea de voz por 49 euros al mes. El problema es que cuando firmó el contrato no le comunicaron que la oferta sólo era válida para el territorio nacional. Con lo que los precios se disparaban si se hacía uso de los servicios en el extranjero, que fue lo que aparentemente le ocurrió. "No me informaron del sobrecoste si salía del país", relata. Castro se volvió loco hablando con las operadoras de la línea de atención cuando ya tenía en sus manos las dos facturas. "Me marearon la perdiz". Primero le ofrecieron pagar la deuda por cuotas. Luego le dijeron que podía ser incluido en la lista de morosos o que podría acabar en un juicio... "Pasé un año de temor".

Pero en un programa de televisión se enteró de la existencia de Facua y se asoció. "Ellos me sacaron de este problema y ahora vuelvo a tener vida". Según Castro, en España "hay demasiado racismo", algo que provoca que los inmigrantes "se crean que no tienen derechos".