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Entrevista:MARIA SHARAPOVA | Tenista número uno del mundo | Roland Garros

"Todo lo que tengo lo logré con mis manos"

Serena Williams lucha contra un tropel de gente que intenta entrar en la sala de prensa que ella quiere abandonar. Viene Maria Sharapova (Rusia, 1987), un icono publicitario y la mejor tenista del mundo. La rusa ha ganado ya Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y el de Australia. La retirada de Justine Henin la ha catapultado hasta el número uno por cuarta vez en su carrera. Y su sonrisa, pícara más que irónica, preside la portada de muchas revistas.

Pregunta. ¿Sigue sintiéndose como una vaca sobre hielo? Así describió el año pasado su tenis en tierra batida.

Respuesta. ¡Ja! Me refería a los primeros días, en los que pasas de la pista dura a la tierra. Cuando era más joven, me solía costar mucho acostumbrarme. Ahora lo hago mejor. Estoy en transición.

"No sé qué aprecia de mí la gente, pero en lo que soy mejor es jugando al tenis"
"En este deporte hay mucho 'glamour'. Y eso lo engrandece. Ahí está el ejemplo de la NBA"
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P. Ha trabajado duro para adaptarse a la arcilla. ¿Se puede enseñar o es innata esa actitud hacia la competición?

R. No crecí teniendo de todo en mi vida y en mi familia. Todo lo he logrado con mis manos. Mi familia se sacrificó para que yo pudiera lograr mi sueño de ser tenista. Me he dado cuenta de que no todo el mundo que intente hacer lo mismo tiene por qué lograrlo. Soy afortunada.

P. ¿Cuánto debe a sus padres?

R. Muchísimo. El mayor regalo que me han hecho es el de no haber sido egoístas. Podrían haber vivido una vida normal, en Rusia, donde yo podría haber ido fácilmente a la escuela y ellos podrían haber ganado una cantidad de dinero normal. Pero querían que hiciera lo que yo amo. Es lo mejor que un padre puede dar a sus hijos.

P. ¿Cómo recuerda sus primeros años en Estados Unidos?

R. Hubo muchos momentos difíciles. Si lo tuviera que hacer ahora, si tuviera que volver a pasar por todo eso... Creo que el haber sido joven, toda la emoción de estar en un sitio nuevo, me ayudó. Todo era nuevo: el idioma, la gente, la cultura... Y explorar eso hizo el proceso emocionante.

P. Vivía sola con su padre. ¿Cómo mantuvo los lazos con Rusia?

R. Gracias a mi madre. Estuve dos años sin verla. Entonces, vino y me trajo todos los libros de ruso. Me hizo estudiar cada día. Después de entrenarme había que leer y escribir en ruso.

P. ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado sus padres?

R. Mi madre me dijo una vez: 'En la vida siempre va a haber una línea blanca y una línea negra'. Da igual lo bien que las cosas estén yendo, siempre habrá una pequeña caída o una gran caída, pero luego mejorarán. Es el proceso de la vida. No sería interesante si no fuera así. Y hace unos años perdí un partido muy importante y mi padre me dijo: 'Tu carrera no es un esprint, es un maratón. Te vas a sentir como una mierda muchas veces, pero luego tomarás una bocanada de aire y te volverás a sentir genial'.

P. Cuando ve a la chica de 17 años que ganó Wimbledon y la compara con la Sharapova de ahora, ¿qué piensa?

R. Cuando veo vídeos de entonces, me explota la cabeza. No estaba físicamente preparada para ganar un torneo del Grand Slam. Estaba bastante delgada. No estaba construida del todo, no tenía muchos músculos. Lo que tenía era mucha lucha, mucho deseo y mucha motivación.

P. ¿Importa ahora más el músculo que la técnica en el tenis?

R. Hay mucha más fuerza y el deporte se ha hecho mucho más rápido. Mucho de eso es físico, pero también influyen las nuevas tecnologías, las nuevas raquetas. Las bolas son ahora más pesadas y eso ha hecho el juego más lento. Tienes que tener una combinación de las dos cosas. Cuantas más pesas hago, cuantos más músculos tengo y cuanto más grande me pongo, menos flexible soy. Y pierdo la distancia de mis tiros en la pista.

P. ¿Pensó alguna vez que era injusto que se la etiquetara como la nueva Kurnikova y no miraran sus resultados?

R. Nunca. Cuando era joven, mucha gente ya pensaba que iba a ser una buena jugadora. A esa edad, nunca sentí que me mereciera ese reconocimiento porque no había ganado nada. Torneos juniors, sí, pero eso no es lo mismo que ganar en los grandes escenarios, en el Grand Slam. Sólo cuando gané Wimbledon, me dije: 'Bueno, quizá ya sí me merezco ese reconocimiento'.

P. Los ex jugadores critican que el tenis sea ya más un negocio que un deporte. Usted es el epítome de la estrella deportiva convertida en marca comercial. ¿Qué piensa sobre eso?

R. Que es una combinación. Hay ahora mucho más glamour y entretenimiento en este deporte que en su tiempo. Si mira a otros deportes, verá que ese factor de entretenimiento los ha hecho más grandes. Por ejemplo, la NBA. Cuando voy a un partido, deseo que tuviéramos cosas suyas. Harían el deporte más divertido. Trabajamos para que la gente venga a vernos. Todos los días nos levantamos y trabajamos. Mucha gente no ve lo que hay detrás, todo el proceso.

P. Así que la gente debería apreciarla por su trabajo, no por su belleza.

R. No controlo las razones por las que la gente me aprecia. Siempre he sido jugadora. Lo he sido desde los cuatro años, es mi carrera, y sin eso no podría haber hecho todas esas otras cosas que he podido hacer. En lo que soy mejor es jugando al tenis.

P. ¿No fue duro sentirse profesional desde los cuatro años?

R. Nunca he sentido que tuviera que probar nada en mi carrera. Salgo a la pista y lo hago por mí misma, porque amo el tenis, y lo haré hasta el día que lo deje. Y eso será cuando un día me levante y piense que no puedo mejorar, que no puedo aprender más, que no tengo esa chispa cuando salto a la pista. Entonces diré: 'He tenido suficiente'.

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Maria Sharapova.
Maria Sharapova.REUTERS

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