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Medio centenar de enmiendas suavizan las tesis de San Gil sobre el PNV

Carlos E. Cué

El día que fue presentada la polémica ponencia política del PP, que María San Gil se negó a firmar, un numeroso grupo de diputados moderados se quedó perplejo. "Yo no asumo eso", sentenciaban después de leer frases como ésta: "No se puede decir que el PNV es partidario del terrorismo de ETA, pero sí podemos afirmar que no colabora en su derrota". Ayer, los ponentes y encargados de la organización del congreso comenzaron a hacer recuento de las enmiendas. En total han llegado más de 2.000 -fueron 1.400 en el último congreso- y más de la mitad son a la ponencia política. De ellas, más de medio centenar se concentran en el apartado III.4, el que se refiere a "la derrota de ETA". Y la mayoría, según fuentes de la dirección, van en el sentido de suavizar las tesis de San Gil, que son las que se impusieron en la redacción de la ponencia.

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La gran mayoría de esas enmiendas, como es habitual, llega de compromisarios desconocidos. Aunque una de ellas es la del portavoz en las Juntas Generales de Vizcaya, Carlos Olazabal, que ha anunciado su dimisión precisamente por su disconformidad con la posición de San Gil, aunque sus compañeros vascos confían en convencerle para que vuelva.

Partido ajeno

Tanto Olazabal como otros compromisarios argumentan sus enmiendas para suavizar la doctrina San Gil, durísima con el PNV, en que no tiene sentido hacer una descalificación total de la posición política de un partido ajeno cuando la ponencia se realiza para fijar la posición sobre los distintos asuntos.

Los compromisarios que tratan de buscar otra posición más moderada con los nacionalistas se alinean con el otro ponente, José Manuel Soria, líder canario y vicepresidente de un Gobierno en coalición con los nacionalistas de las islas.

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Mientras, el goteo de críticos a Rajoy no cesa. Ayer, el diputado Alejandro Ballestero, que estuvo detrás de algunas operaciones para intentar crear una candidatura, ofreció una rueda de prensa en el Congreso para señalar que el PP tiene "un problema serio de liderazgo" y necesita un "nuevo impulso" que no le puede dar Rajoy. Sin embargo, Ballestero no quiso aclarar si él está promoviendo una alternativa -sólo dijo que no la encabezará-.

Y mientras, casi nadie parece querer comprometerse del todo con Rajoy. Incluso Ignacio Uriarte, líder de Nuevas Generaciones -un grupo que se negó el pasado domingo a ponerse unas camisetas a favor del líder-, dijo que si hay una lista alternativa su organización se reunirá para decidir su posición.

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