"El PNV nunca se ha atrevido a romper con Sabino Arana"
Una historia sobre un antepasado lejano llevó a Esteban Antxustegi a interesarse por la génesis del nacionalismo vasco. De ese interés nació primero una tesis doctoral sobre el fundador del PNV y, ahora, la publicación de El debate nacionalista: Sabino Arana y sus herederos (Ediciones de la Universidad de Murica), un exhaustivo análisis sobre su legado político. "A Sabino hay que leerle en su totalidad", afirma al tiempo que reivindica la necesidad de estudiar los orígenes de las actuales ideologías presentes en Euskadi para no repetir errores pasados.
Pregunta. Define el primer nacionalismo como una "convicción fundada" más que como una teoría política. ¿Cómo influye ese carácter inicial en la evolución posterior del PNV?
"A Sabino no se le ha leído en su totalidad. Sus escritos guardan sorpresas"
Respuesta. El nacionalismo original se entiende como una lealtad que se debe a la patria y a la religión. En ese momento, Sabino forma un grupo de prosélitos. No es un nacionalismo hecho para los demás, sino para formar la propia comunidad a través del maestro. Después evoluciona hasta llegar a una última etapa en que incluso propugna una especie de partido de vascos y españolistas, aunque siempre quedará la duda sobre ese último giro, porque en esa época Sabino se encontraba enfermo y en situación muy precaria.
P. Sostiene que la creación del concepto "nacionalista vasco" dividió desde el inicio a la propia comunidad vasca. ¿Cuáles han sido las consecuencias de esa división?
R. El problema es que siempre quedó su ideología inicial. La única persona que podría haber cambiado la ideología del partido era él mismo. No se puede saber hasta dónde podría haber llegado de vivir unos años más. Lo que sí es cierto es que su herencia política quedó como una doctrina sagrada.
P. ¿Cómo influye esa herencia en la evolución del PNV?
R. Lo que ocurre es que no se rompe nunca con eso. El PNV nunca se atrevió a decir "Sabino llegó hasta aquí y a partir de ahora hay que hacer otra cosa". Ése es uno de los problemas que ha llevado al nacionalismo a tener dos visiones.
P. ¿El PNV actual ha resuelto ese dilema inicial?
R. Es cierto que tras aquella época hubo una importante generación democristiana encabezada por Agirre, pero una de las constantes del PNV es que nunca ha dicho que aquello no vale. Entonces, siempre puede quedar ese elemento xenófobo, por decirlo de alguna manera. El nacionalismo moderno ya no reivindica a Sabino de aquella manera, pero puede haber nacionalistas que sigan pensando que aquélla es la idea correcta.
P. ¿Se ha estudiado lo suficiente la obra de Arana, teniendo en cuenta lo mucho que se le cita aún en el debate político?
R. Creo que una de las grandes cuestiones es que a Sabino no se le ha leído en su totalidad. Sus escritos también guardan sorpresas, como algunos planteamientos de solidaridad que son una especie de antecedente de una especie de Estado del bienestar. Pero en sus textos siempre hay una idea de que "esto se nos va", de que "somos los últimos". Ahora nadie lo defenderá así, pero de alguna forma, en algunas manifestaciones siempre queda ese sentimiento.
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