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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Una berlina con carácter

El Lancer es una berlina de tamaño medio que busca la deportividad en la imagen, la conducción y el comportamiento, pero mantiene las virtudes prácticas de los coches familiares y ofrece soluciones avanzadas, como airbag de rodilla y llave inteligente. En cambio, no puede incluir sensores de aparcamiento, radar antichoque y otros detalles cada vez más habituales en sus rivales mejor dotados. Y aunque ofrece una posición de conducción bien resuelta, con asientos grandes y cómodos, y un tacto agradable, el volante sólo se regula en altura y no en distancia. Pero lo mejor es que tiene precios ajustados, al menos las versiones básicas.

Mandos precisos

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Prima la economía y la deportividad

Lo que más llama la atención en el Lancer es su carácter deportivo, con un tacto casi de coche de carreras y unos mandos precisos y algo duros que gustarán a quienes disfrutan al volante. Tanto el chasis como las suspensiones, las reacciones y el comportamiento dinámico reflejan este planteamiento. Y como tiene un tamaño comedido y un peso más ajustado que el de otras berlinas medias, es un coche muy agradable y divertido de conducir que recuerda a los GTI por su agilidad y ligereza.

En trazados virados obedece al instante a la dirección, entra en las curvas con docilidad sin apenas balancear y no se desequilibra nada, porque se agarra como si tuviera tracción en las cuatro ruedas. Enlaza los virajes con rapidez, manteniendo la trayectoria elegida con el volante, y en carreteras amplias y autopista viaja con aplomo sin penalizar excesivamente el confort, incluso con las llantas de 18 pulgadas con neumáticos de perfil bajo y los reglajes enérgicos de suspensión del acabado Instyle.

La insonorización no está a la altura, y tanto el sonido del motor como sobre todo los ruidos de rodadura resultan molestos. Pero los frenos, que paran enseguida, y el control de estabilidad de serie culminan un comportamiento muy eficaz, fácil y seguro.

Motor TDI de VW

El Lancer equipa el motor 2.0 TDi (140 CV) del Golf con un cambio manual de seis marchas muy bien escalonado. El conjunto, combinado con el ajustado peso del coche, aporta unas prestaciones brillantes y superiores a lo que se espera. Sorprende la elasticidad a bajo régimen, porque al acusar menos las inercias, tiene brío incluso por debajo de 1.500 revoluciones, y después empuja con contundencia hasta 4.500. Pero lo mejor es que siempre está en posición de tiro y responde con nervio a lo que se le exige, ya sea al adelantar, en subidas prolongadas o con carga, sobre todo en las cinco primeras marchas.

Las virtudes dinámicas, y en especial su bajo peso, ayudan a ofrecer consumos muy ajustados y una gran autonomía. El Lancer gasta seis litros en conducción suave y sólo llega a ocho en ciudad y apurando las marchas, cifras modestas para sus prestaciones.

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