El Banco de España y la nueva CNMV tendrán más poderes

La supervisión del sistema financiero sufrirá una notable reorganización esta legislatura. El vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, anunció ayer que "en los próximos meses" comenzarán las "discusiones con los agentes interesados" en la próxima reforma de la vigilancia financiera. Los cambios reforzarán las competencias del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), además de aclarar el reparto de funciones.

Solbes advierte que la deducción de 400 euros agota el margen de maniobra

La reforma, prevista en el programa electoral del PSOE, está inspirada por la búsqueda de una distribución más racional de los controles, a imagen del modelo de doble regulador que funciona ya en otros países, más que por la crisis financiera internacional, ante la que la supervisión española ha salido bien parada. La idea es que el Banco de España vigile la solvencia de todas las entidades financieras, y la nueva CNMV se concentre en supervisar el correcto funcionamiento de los mercados y de la transparencia en los intercambios entre oferentes y consumidores de servicios financieros.

Así, el Banco de España que ya se hacía cargo de garantizar la solvencia de bancos y cajas, extenderá su control a aseguradoras (antes bajo vigilancia del Ministerio de Economía) y gestoras de fondos de inversión (supervisadas hasta ahora por la CNMV).

Por su parte, la CNMV, que pasará a llamarse tras la reforma Comisión Nacional de Servicios Financieros, sumará a la vigilancia de la transparencia en los mercados de valores, la supervisión de todas las relaciones de mercado entre los intermediarios de servicios financieros y los inversores, ahorradores y asegurados para garantizar la defensa de sus derechos. Esta función la asumía hasta ahora en parte el Banco de España, a través del portal y el defensor del cliente.

Solbes anunció el arranque de la reforma en unas jornadas organizadas en Madrid por el Foro de la Nueva Economía. Tras su discurso, atendió las preguntas de los asistentes, que se centraron, de forma abrumadora, en el frenazo de la economía española en los últimos meses.

El vicepresidente insistió en que "el notable debilitamiento" del crecimiento económico (2,7% anual en el primer trimestre, tras sólo un 0,3% de avance sobre el trimestre anterior), se debe a factores externos como la crisis financiera internacional o los altos precios de las materias primas, que se han añadido al impacto de un ajuste "más brusco de lo deseable" en el sector inmobiliario. Pero rechazó que la recesión -retroceso en el valor real del PIB durante dos trimestres - sea "una hipótesis realista". Solbes cree incluso "fuera de toda duda" que no habrá siquiera un trimestre en el que el PIB disminuya.

También advirtió el vicepresidente que la deducción de 400 euros en el impuesto de la renta para asalariados, pensionistas y autónomos, "prácticamente agota el margen de maniobra para tomar medidas discrecionales" contra la desaceleración económica. Solbes sostuvo que el superávit es la principal "salvaguarda" contra el deterioro económico al permitir que se mantenga el ritmo de inversión pública y, que a través de la protección social, se garantice una renta a las personas que se queden en paro.