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"Sólo quiero que deje de ejercer"

Un médico acusado de abusos sexuales por siete pacientes sigue trabajando en el hospital Infanta Leonor - El fiscal pide diez años de cárcel y su inhabilitación

Han pasado cuatro años. Muchos o pocos, según se mire. Para María Luisa, demasiados. Sobre todo porque el médico que presuntamente abusó sexualmente de ella sigue ejerciendo. En un hospital público, el Infanta Leonor. Fue en febrero de 2004. María Luisa tenía un problema de cervicales y acudió a la consulta de Miguel Ángel L. S., médico rehabilitador en el centro de salud Federica Montseny, en Vallecas. "Me dijo que me quitara la camiseta y estuvo manoseándome los pechos", relató ayer a EL PAÍS a la salida de la Audiencia Provincial. El fiscal pide para él diez años y medio de cárcel e inhabilitación por abusos sexuales a ella y a otras seis pacientes en el juicio que empieza hoy. Es el segundo.

El médico ya fue condenado a pagar una multa, pero el juicio se anuló

Ya se celebró otro juicio, en un juzgado de lo penal, en el que el médico fue condenado a una multa de 22.000 euros. Pese a declararlo culpable, el juez no lo inhabilitó ni le obligó a indemnizar a las víctimas. El juicio fue anulado. Ahora es la Audiencia Provincial la que debe decidir. Mientras, el médico ha seguido con su vida, y con su carrera. Solicitó una plaza en el nuevo hospital Infanta Leonor y la consiguió. Allí pasa consulta a diario, según confirmó una portavoz del centro.

"Lo único que queremos es que deje de ejercer", dicen al unísono María Luisa, de 47 años, y Ruth, de 35. Las dos se cruzaron ayer con el médico en los pasillos de la audiencia. Un mal trago, por más años que pasen. En el caso de Ruth, cinco. En 2003, el acusado le tocó los genitales "con ánimo libidinoso", dice el escrito del fiscal- mientras le masajeaba la pierna. "No me lo podía creer. En ese momento, te derrumbas, te pones roja. Sólo quieres salir de allí". Salió y fue a contárselo a su médica de cabecera. La cosa quedó ahí.

Un año más tarde, otra paciente, María Luisa, le contó algo parecido a esa médica. Y ella las puso en contacto. "Llevaba año y pico intentando olvidar lo que me había pasado", recuerda Ruth, "pero María Luisa estaba decidida a denunciar y me sumé. Me arrepiento de no haberlo hecho antes para evitar que le pasara a más mujeres".

Aparecieron más casos, que desgrana el escrito de acusación del fiscal: "Le dio un masaje continuado en ambos pechos", "el acusado metió su dedo en la vagina", "le realizó masajes en los glúteos metiendo su mano debajo de las bragas", "le realizó tocamientos en la vagina". Así hasta siete casos, aunque las mujeres que se atrevieron a denunciar aseguran que hubo muchos más.

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"Era un secreto a voces", lamenta María Luisa. Cuando llegaron las denuncias, la Consejería de Sanidad abrió expediente disciplinario y suspendió de empleo y sueldo al médico durante seis meses. "Lo máximo que marca la ley", aseguró ayer un portavoz. Después recuperó su trabajo en el centro de salud. Pero le asignaron una enfermera, para que no volviera a pasar consulta solo.

Ruth recuerda, como otras afectadas, que el médico siempre cerraba la puerta con llave cuando la visitaba. Fue su paciente durante ocho años. Como médico rehabilitador, se limitaba a valorarla y enviarla a un fisioterapeuta, que era el que aplicaba el tratamiento. Pero un día, cuenta, le dijo que pasara a última hora, sin darle cita, porque le iba a hacer el masaje él mismo. "Me pareció raro, pero lo achaqué a la lista de espera, que era larguísima. Pensé que me hacía un favor porque había sido su paciente durante mucho tiempo". El masaje se convirtió en otra cosa y ella no volvió.

Una enfermedad del abogado defensor obligó ayer a aplazar la vista oral a hoy. Las siete mujeres volverán a encontrarse cara a cara con su supuesto agresor. "Es muy duro, porque nos mira y sonríe, con actitud prepotente", dice Ruth. El médico abandonó ayer la Audiencia a la carrera, tratando de esconderse de los periodistas bajo unas gafas de sol. En el Infanta Leonor también le acompaña "una auxiliar de enfermería en apoyo del servicio", según una portavoz del hospital. Pero no se trata de una medida especial. Todos los médicos trabajan con una. "Respetamos la presunción de inocencia y acataremos la decisión judicial", afirmó ayer un portavoz de Sanidad.

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