Un pequeño gran fenómeno
Chris Paul, de 1,83 metros y base de los Hornets, pone contra las cuerdas a San Antonio
Le comparan con Magic Johnson, John Stockton o Nate Archibald y si nadie se molesta por las leyendas que se rebuscan en el baúl de los recuerdos es porque Chris Paul da juego para eso y para más. Con 23 años recién cumplidos, este base de 1,83 metros se ha echado a la espalda a los Hornets, un equipo con sólo un par de jugadores de relumbrón, David West y Tyson Chandler, y les ha situado a un paso de la Final de la Conferencia Oeste de la NBA. O, lo que es lo mismo, ha puesto contra las cuerdas a los campeones, los Spurs de San Antonio, que se la juegan en el séptimo y definitivo partido en Nueva Orleans la próxima madrugada (3.30, hora española; Canal+ Deportes).
Avery Johnson, el ya ex técnicos de los Mavericks, es uno de los que más insiste en ver a Paul como al nuevo Archibald, un base legendario, muy carismático por sus habilidades con el balón y por su capacidad para inventarse jugadas imposibles. Archibald es el único en la historia en ser líder en puntos y asistencias en una misma temporada (1972-1973). Con Johnson le compara su entrenador en los Hornets, Byron Scott, con la perspectiva que da haber sido compañero de equipo de la estrella de los Lakers. "Su liderazgo, su determinación y su facultad para cambiar los partidos y hasta su capacidad para dotar de moral a sus compañeros me recuerda mucho a Magic", dice Scott. Cada uno barre para su casa porque su compañero Morris Peterson, nacido en Detroit y admirador en su infancia de los Bad Boys, ve en él la reencarnación de Isiah Thomas. Al menos, en un detalle: "Siempre tiene una sonrisa en el rostro, pero por dentro es un asesino en el sentido de que sólo quiere una cosa: acabar con el adversario".
"Por su liderazgo me recuerda a Magic", dice Byron Scott, su técnico
Uno de los expertos en estadísticas de la NBA se entretuvo en confrontar a los mejores bases de la historia en los siete primeros partidos de los playoffs y Paul era el mejor con 24,6 puntos y 11 asistencias de media. Sólo Earl Monroe (28) y Bob Cousy (27,3) tenían mejor promedio anotador, pero Paul lo compensaba con creces con sus pases y superaba en todos los frentes tanto a sus coetáneos Iverson, Kidd, Nash, Billups o Parker como a legendarios como Wilkens, Frazier, Archibald, Magic o Stockton. Se forjó en la Universidad de Wake Forest, la de Tim Duncan, a la que condujo dos veces a la final a cuatro. Fue por entonces cuando le marcó una tragedia, el asesinato de su abuelo en una refriega con tres adolescentes. Esa misma tarde, Paul le dedicó tantos puntos como años tenía, 61. Le sobró un tiro libre, que falló intencionadamente antes de pedir el cambio.
Idan Ravi, uno de los entrenadores personales de moda en la NBA y que, además de con Paul, también trabaja con Carmelo Anthony, Elton Brand y Gilbert Arenas, subraya que el base de los Hornets, además de talento, posee "algo esotérico y sustantivo, algo que le permite ir por la izquierda cuando todos irían por la derecha, y al revés, manteniendo toda su efectividad". John Hollinger, un famoso entendido de la NBA, no duda en considerar a Paul como el mejor base a su edad. Le apodan CP3 porque es el tercero en su familia con esas iniciales y es un apasionado de varios deportes, especialmente del bowling -se ha construido una pista en su casa y colabora con la federación estadounidense-, y es un fiel seguidor de los Panthers de Carolina, equipo de fútbol americano. Del calibre de sus gestas, dos datos: desde 1993, cuando lo consiguió Tim Hardaway, no había un base capaz de promediar 24,6 puntos y 11 rebotes de media y desde 1992 no había un base capaz de liderar la estadística de mejor pasador (11) y mejor interceptor (2,71 robos).
"Sabíamos del impacto de Paul en el juego de su equipo como base, pero, al haber añadido una dimensión ofensiva, va a convertirse en un jugador contra el que será totalmente imposible". La próxima madrugada, los Spurs, los campeones, desafían las palabras de su entrenador, Gregg Popovich. Paul está al acecho.
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