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Análisis:ANÁLISIS | Gran Premio de Francia
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Valentino el Grande

En su imparable camino hacia la pulverización de todos los récords del deporte motociclista, Valentino Rossi acaba de batir la penúltima marca que desde 1985 ostentaba Ángel Nieto. "Sólo falta una, tío", le había dicho el Dottore al Docemasuno en China, tras ganar el anterior Gran Premio, porque algo de personal hay en ese toma y daca que se llevan entre ambos... A pesar de que las preferencias de Nieto por los pilotos de casa, como él dice, son notorias, su inclinación por lo italiano en general -es el único idioma extranjero que maneja con cierta solvencia- y por Rossi en particular tampoco resulta desconocida. "En Italia me he formado como piloto tras mis inicios con Derbi", explica; "he aprendido mucho y he ganado títulos".

Rossi suma a su genio como deportista un magnetismo personal que atrapa a quienes forman su entorno
"La cobertura internacional que le ha dado a este deporte no se la dimos ni Agostini ni yo", sentencia Ángel Nieto
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En efecto, la carrera deportiva de Nieto incluye varias etapas italianas, con cinco coronas mundiales de 125cc logradas entre 1978 y 1984, con Minarelli y Garelli; por eso, en el país transalpino su figura sigue siendo venerada por los tifosi más talluditos. Al mismo tiempo, Rossi mantiene una relación especial con la afición de nuestro país, donde sus fans son legión; la organización del Mundial, controlada por catalanes, le tiene gran estima personal, y su destino estival favorito está en Ibiza, justamente donde Nieto estableció años atrás su cuartel general.

Uno se pregunta qué debe sentir el veterano ex campeón viéndose alcanzado en este particular olimpo de victorias por el bambino de su viejo amigo Graziano. "Pues me da una sensación maravillosa que un personaje de este calibre llegue hasta ahí; vamos, que lo siento con todo el cariño. Le tengo una admiración indudable", dice. No es extraño que Nieto se exprese con tanta rotundidad: Rossi suma a su genio como deportista un fuerte magnetismo personal que atrapa a quienes forman su entono. Quizá sea la identificación que se establece entre figuras de carácter fuerte -lo que hay que tener para ser tantas veces campeón del mundo- al reconocerse como pares: su admiración recíproca, si no hay rivalidad directa que pueda empañarla, es sin lugar a dudas sentida y sincera.

Nieto hace hincapié en algo que debiera parecer obvio para con un deportista de élite, alguien que está en la cumbre ganándose la vida espléndidamente por hacer lo que más le gusta, pero tal vez no lo es tanto: "Valentino corre en moto porque le gusta: se monta en ella para ir al circuito y parece que sale al recreo". Ciertamente, la cara de felicidad que desprende el italiano cuando se encarama a su montura lo dice todo. "Es el piloto completo, con una sensibilidad increíble para poner la moto a punto. Y cuando tiene problemas es cuando se nota que es un tipo inteligente, porque sabe detectarlos y contribuye a resolverlos". Encima, tiene algo que le hace todavía más humano: "Sabe perder".

Entonces, parece fuera de discusión que estamos ante uno de los más grandes pilotos de la historia del motociclismo. Con las cifras en la mano las referencias obligadas son Giacomo Agostini y Ángel Nieto. Sin quitarle mérito a ninguno de los dos, hay que convenir que algunos de los títulos del italiano fueron auténticos paseos triunfales por la superioridad mecánica de sus MV Agusta, sobre todo tras la marcha de Mike Hailwood. Nieto tal vez se lo tuvo que currar un poco más, sobre todo en su última etapa, pero es cierto que durante cierto tiempo también la Derbi estuvo algo por encima de sus rivales.

¿Qué es lo que hace grande a Rossi, dueño de siete títulos mundiales hasta la fecha, ante estos dos monstruos, al menos en términos estadísticos? El de Tavuglia es el único piloto que ha sido capaz de coronarse en 125, 250, 500cc y MotoGP; compite desde 1996 al más alto nivel, y pese a haber disfrutado del estatus de piloto oficial durante la mayor parte de este tiempo, sus motos nunca fueron tan distintas de las que conducían sus competidores más próximos. "A Valentino hay que tenerle un enorme respeto por todo lo que ha hecho por la moto", dice Nieto en tono muy serio.

"Le ha dado una cobertura internacional que no se la había dado nadie antes, ni Agostini, ni yo, ni ningún otro piloto. Gracias a que ha hecho todo esto ha puesto el nivel muy arriba", añade. Pero esas palabras tampoco son ninguna conclusión. Aunque los aspirantes al trono son fuertes y valientes, Valentino el Grande todavía no ha dado por concluido su reinado.

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