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Crónica:Gran Premio de Francia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sublime Rossi, memorable Lorenzo

El italiano se coloca líder tras completar una carrera de libro, y el español acaba segundo con los tobillos rotos

Oriol Puigdemont

Valentino Rossi montó una fiesta hace dos semanas, cuando ganó en China, y aún sigue de juerga. Para desgracia de quienes comparten pista con él, sus maneras comienzan a parecerse peligrosamente a las de aquel depredador italiano que viajaba a la velocidad del rayo subido a una moto y que engullía rivales, carreras y títulos con una facilidad bochornosa. El sublime ejercicio que completó Rossi ayer en el mítico circuito de Le Mans tuvo las mismas hechuras que los de hace tres o cuatro temporadas, cuando imponía su dictadura del vértigo; aquélla que provocaba que cualquiera de sus oponentes se mareara nada más verle aparecer a su espalda. Ocurre que los tiempos cambian, también en el motociclismo, y el panorama al que se enfrenta hoy por hoy el siete veces campeón del mundo no se parece en nada al de entonces.

'Il Dottore' igualó las 90 victorias de Ángel Nieto. Ya sólo le supera Agostini
El carrerón de Rossi tuvo las mismas hechuras que los de hace unos años
La Yamaha es tan buena que hasta un cojo puede conducirla. Lorenzo da fe de ello
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Ahora se pelea con el hambre, el desparpajo y la osadía de los jóvenes, que han alborotado el Mundial de MotoGP porque tienen energía de sobra. Sin embargo, la categoría que tiene Il Dottore le hace sacar lo mejor de sí mismo, esto es, la esencia del motociclismo, los mejores movimientos, maniobras y equilibrios que un individuo puede realizar encima de una moto. Su museo no tiene límites, y así de claro se vio en la pista de Le Mans, donde se apuntó su segunda victoria de la temporada, encadenada a la de Shanghai, recuperó el liderato del Mundial y, de paso, igualó los 90 triunfos de Ángel Nieto en el campeonato, un bagaje que sólo supera en la historia el mítico Giacomo Agostini (122).

"Tuve un poco de presión porque Ángel estaba esperando con un mono de cuero especial para subir a la moto, así que realmente tenía que ganar", bromeó Valentino al finalizar la carrera, poco después de subir a Nieto a su moto, portando éste una camiseta y una bandera en homenaje a su amigo italiano.

Como Agostini y Nieto, Rossi ya hace tiempo que es una leyenda, y son jornadas como la de ayer las que lo acreditan. Carreras inciertas, con un punto de misterio, en las que nadie puede balbucear porque, en cuanto descuide la guardia, se verá superado por uno, dos o incluso tres rivales.

Así lo hizo el piloto de Tavullia durante las primeras vueltas. Llegó desde atrás y, uno tras otro, culebreó entre Hayden (primera vuelta), Edwards y Pedrosa (cuarta) y finalmente Stoner (octava) con varias de las maniobras más exquisitas que esconde en su sorprendente chistera. Especialmente el adelantamiento de manual que le hizo a Stoner, al que abrasó en una doble curva tras pegársele en el primer tramo por la derecha y colársele por el interior en el siguiente, a la izquierda.

Con la batuta del pelotón en su poder y pista libre para campar a sus anchas, Rossi incrementó su ritmo de giro, circuló las diez siguientes vueltas como alma que lleva el diablo y remató su segunda victoria consecutiva, algo que no conseguía desde hace dos temporadas. Tras ese par de años en el infierno, Il Dottore vuelve a contar con un prototipo de garantías. Trabajo, sudor y berrinches le ha costado. Los cabreos que cogió el curso pasado tuvieron su efecto en Iwata, el cuartel general que Yamaha tiene en Japón, y la M1 vuelve a ser la referencia de la parrilla de MotoGP.

La moto es tan buena que hasta un cojo puede conducirla. Y lo de cojo es literal. Jorge Lorenzo da fe de ello. A pesar de encontrarse en unas condiciones físicas lamentables, con los dos tobillos rotos, y de haberse hecho un hartón de rodar por el suelo, el mallorquín dibujó ayer una remontada memorable y terminó segundo, una meta que sólo unas horas antes habría parecido una chifladura.

A la tremenda velocidad punta que exhibe el actual propulsor de Yamaha, hay que añadirle un chasis muy estable que dota al conjunto de una estabilidad portentosa. Tanto los dos pilotos oficiales (Rossi y Lorenzo) como los corredores que compiten desde el equipo satélite (Colin Edwards y James Ellison) están entusiasmados con el aparato que tienen a su disposición y que se ha convertido en la envidia del campeonato.

La tercera posición que Edwards defendió con uñas y dientes supone el triplete para la marca de los diapasones, una circunstancia que no se daba desde hace siete años (en el Gran Premio de Alemania de 2001). El responsable del salto de calidad de la moto no es otro que Rossi, el mito, el icono del motociclismo moderno, el mejor piloto de todos los tiempos, que, gracias a su empeño y a su descomunal talento, vuelve a asomarse al frente de un Mundial exquisito.

Valentino Rossi y Jorge Lorenzo en lalistaWIP

Ángel Nieto y Valentino Rossi, con el cartel que le dedicó el español al italiano.
Ángel Nieto y Valentino Rossi, con el cartel que le dedicó el español al italiano.AFP

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