Tarjeta roja a Calderón
Los socios del Madrid se olvidaron rápidamente del segundo título consecutivo. Al menos, los 896 que, en calidad de compromisarios, acudieron ayer a la asamblea general extraordinaria. Se debían aprobar los nuevos estatutos del club, pero fueron rechazados por una amplía mayoría: 682 votos en contra, 150 a favor y 34 abstenciones. Ramón Calderón y la junta pensaban que iba a ser un mero trámite, pero el presidente tuvo que aguantar acusaciones de manipulador y gritos de "¡dimisión, dimisión!".
Se quejaron los socios por la forma "poco democrática" con la que se llevaron a cabo las ponencias. Muchos, también, por no poder participar -"se ha pasado directamente de la ponencia a la aprobación del texto sin que nadie pudiera presentar enmiendas para mejorarlo o cambiarlo"-. Y la mayoría no estuvo de acuerdo con que se votara el texto en su totalidad.
La directiva del Madrid encargó la reforma de los estatutos a una comisión especial formada por abogados, catedráticos, notarios, empresarios y ex jugadores, todos socios. Las novedades más importantes introducidas (diez de los 76 artículos eran nuevos) eran la reforma del sistema del voto por correo, por el que cualquier socio que no estuviese presente el día de las elecciones podía acudir, previo aviso al club para que éste lo diera de baja en las listas presenciales, a una oficina de correos a solicitar su papeleta y luego depositarla. Desde el 2 de febrero de 2007 el Madrid no tiene sistema de voto por correo, ya que la juez Milagros Aparicio declaró nulas las normas que lo regulaban tras el fraude de 2006.
Por otro lado, la comisión se planteó redefinir el nombre de la entidad blanca: a Real Madrid club de fútbol se le iba añadir "y de baloncesto". Algo que tampoco gustó a los socios. Y, por último, se iba a cambiar la elección de los compromisarios. El nuevo sistema iba a eliminar los avales -se necesitan tres- e introducir el sorteo, mediante notario, en el caso de que el número de candidatos proclamados excediera al de los elegibles (2.000).
Es el segundo revés que sufre Calderón en asuntos de reformas: vivió el primero en diciembre de 2006, cuando la asamblea rechazó la modificación del sistema de voto por correo y acabó pidiendo nuevas elecciones.
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