El PP aplaza la presión al Gobierno

Si el nuevo PP es el que representaba ayer Soraya Sáenz de Santamaría en el escaño del Congreso junto a Mariano Rajoy, habría que concluir que en la nueva etapa se atisban posibilidades de consensos. En su estreno como portavoz del Grupo Popular en una sesión de control al Gobierno, optó por aplazar la presión al Ejecutivo en favor del clima de acuerdo. No sólo porque Rajoy aceptó primero no preguntar a Zapatero para condenar el atentado, sino porque Sáenz de Santamaría hizo luego lo mismo, de forma imprevista, y renunció a formular la pregunta que tenía para la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega.

La nueva portavoz estrenaba ayer el papel de látigo de la vicepresidenta que compartían cada miércoles Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. El primero está en Telefónica y el segundo de viaje con su familia para no tener que asistir mudo a su relevo. ETA eclipsó su estreno, pero se apreció su voluntad de cambiar el paso de los últimos cuatro años, y Acebes y Zaplana se lo perdieron.

Hizo un canto a la unidad, dijo que no era día para reproches, pero se las apañó, no obstante, para criticar las prioridades del nuevo Gobierno: "Basta con escuchar a la gente en la calle para saber que ni el laicismo ni el voto de los inmigrantes ni la reforma de la Constitución están entre las principales preocupaciones de los españoles". Por eso pidió al Gobierno que se ocupe de los precios, las hipotecas, la justicia y la inmigración.

La vicepresidenta invocó los 11 millones de votos del PSOE para fijar las prioridades y aflojó también sobre la marcha la respuesta prevista. La tensión en el Pleno volvió sólo esporádicamente, como cuando Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno en Galicia cuando se hundió el Prestige y hoy diputado del PP, reprochó al Ejecutivo la actuación en la liberación de los pescadores del Playa de Bakio, secuestrado en Somalia. Según dijo, es "inadmisible el papelón que han jugado las Fuerzas Armadas, cubriendo la retirada de los piratas".

Carme Chacón, que se estrenaba como ministra de Defensa en el Congreso, replicó que "ninguna oposición responsable utilizaría para desgastar a un Gobierno un asunto en el que estuvieron en juego la vida de 13 compatriotas". No dio explicaciones sobre el pago del rescate.