El Zenit impone su buen gusto
El cuadro de Advocaat humilla en la final de la Copa de la UEFA al Glasgow Rangers
Tres temporadas atrás, el CSKA de Moscú sorprendió a Europa entera alzando la Copa de la UEFA, el primer título de un conjunto ruso. Lo que parecía un accidente, un antojo de los que adornan de vez en cuando el fútbol, se confirmó anoche. La victoria del Zenit fue de todo menos casual. Y, si no, que le pregunten al Villarreal o al Bayern. Financiado por los rublos ilimitados de Gazprom, el club de San Petersburgo dio un meneo tremendo al Rangers, que llegó a la final de Manchester no se sabe muy bien cómo.
Los goles de Denisev y Zyrianov se quedaron cortos vistos los méritos de la escuadra del holandés Dick Advocaat, que impuso con una facilidad pasmosa su fútbol de salón al juego del pleistoceno que promulgó el conjunto escocés, que o da un giro radical a su política o tendrá que seguir idolatrando la Recopa de 1972.
ZENIT 2 - GLASGOW RANGERS 0
Zenit: Malafeev; Shirokov, Anyukov, Krizanac, Sirl; Zyrianov, Tymoschuk, Denisov, Fayzulin (Kim Dong Jin, m. 91); Arshavin y Fatih Tekke.
Glasgow Rangers: Alexander; Broadfoot, Cuéllar, Weir, Papac (Novo, m. 76); Whittaker (Boyd, m. 86), Ferguson, Hemdani (McCulloch, m. 80), Thomson, Davis; y Darcheville.
Goles: 1-0. M. 72. Denisov. 2-0. M. 92. Ziryanov.
Árbitro: Peter Fröjdfeldt (Suecia). Amonestó a Malafeev.
50.000 espectadores en el estadio Ciudad de Manchester.
Pese a los manejos de Cuéllar, un central resultón, y Nacho Novo, un delantero que tuvo que emigrar para escapar del pozo de la Segunda B, los de Walter Smith despreciaron el balón. Como de costumbre. Su única virtud es destrozar el sistema nervioso de sus adversarios. Les vampiriza y come la moral con una frialdad sobrenatural a la espera de un golpe de fortuna. Así cayó el Fiorentina, desquiciado, en la rueda de penaltis. Solo que el grupo británico se enfrentó anoche a su némesis. El Rangers afrontó la cita maltratanto al cuero como si fuera una pelota de rugby. Atado de pies y manos por su estilo prehistórico, entregó la cuchara ante un Zenit fantasista, que alineó entre sus titulares a seis de los fijos del también holandés Guus Hiddink en la selección rusa, que se medirá a la española el 10 de junio en la Eurocopa. Su triunfo fue el de la ilusión y el buen gusto. Y eso que Pogrebnyak, el pichichi del torneo con 10 goles, se perdió la fiesta por dar un codazo a Lucio en la semifinal contra el Bayern.
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