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Columna
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Echaré de menos a Rikjaard

Hasta ayer, si los aficionados en un estadio de fútbol querían mostrar su enfado con el equipo, con el árbitro o con la junta sacaban pañuelos blancos y los agitaban en señal de protesta. Al fenómeno se le llama pañolada. Supongo que la cosa empezó espontáneamente -en esa época en que era normal no salir de casa sin un pañuelo de tela- y acabó por convertirse en costumbre.

Ahora, muchos de nosotros nos sonamos la nariz con pañuelos de papel que nos suministran los amables comerciantes ilegales de los semáforos, de manera que lo de dedicar una pañolada requiere una preparación. El hincha pesimista y previsor no sale de casa sin el pañuelo de tela por si acaso lo necesita en el campo, a pesar de que lleve el de papel para las lágrimas y los mocos. Aunque, desde luego, también hay socios que consideran que lo de los kleenex es una guarrada y usan y seguirán usando pañuelos de tela. Éstos, que no son pocos, procuran, supongo, llevarse el pañuelo blanco al campo, y dejar los de rayitas azules para el resto de la semana. Y quién sabe, incluso puede que usen el mismo pañuelo para la nariz y para la protesta.

"Para poder mandar bien, lo deseable es que el jefe gane mucha más pasta que el subalterno"

Lo que pasa es que ahora esto ha sufrido unos cambios. Algunos seguidores del Barça, concretamente los de la Penya Almogàvers, nos lo anunciaron: en el partido de ayer contra el Mallorca pedían a los presentes que sacasen pañuelos negros en lugar de los pañuelos blancos de siempre. El mensaje de texto que difundieron decía: "Domingo Camp Nou: no pañuelos blancos, pañuelos y banderas negras para protestar y como duelo. Los jugadores han matado el FCB. Todos despedidos". Como ven, con este cambio de color pretenden decirle al equipo que esta vez están más enfadados que nunca. Es como si ahora, para protestar contra una guerra nueva que les pareciese más cruel que la de Irak, en lugar de protestar golpeando cacerolas, protestasen golpeando bombonas de butano. Los cambios son lo importante.

Sin querer quitarle el trabajo al gran Sebastià Serrano, estoy en disposición de analizar el significado del gesto. Los que agitaron ayer los pañuelos negros están ahora más molestos que nunca. Más molestos que cuando Van Gaal fue entrenador del Barça y más molestos que cuando el entrenador fue Serra Ferrer (porque entonces los pañuelos eran blancos). Además, como bien nos explicaban en el SMS, decidieron que los pañuelos fuesen negros y no rosas o de topos porque el negro es el color del luto en la zona del planeta donde vivimos. También supongo que si ayer en el campo un señor sacó el pañuelo blanco (que hasta ahora servía para protestar) a causa de los pañuelos negros ese señor fue considerado alguien más afín a la junta directiva o al entrenador.

Yo no vi el partido -gracias a los resultados de esta Liga ya me estoy quitando del fútbol-, pero supongo que los jugadores, al fijarse en los pañuelos negros, se impresionarían. Y cuando digo los jugadores no me refiero a Ronaldinho, que, seguramente, estaba en su casa repitiendo de natillas. Desde luego, no estoy como unas castañuelas. A nadie le gusta que su equipo no le dé alegrías, pero yo no estoy ahora más enfadada que en la época de Van Gaal, por ejemplo. Y, desde luego, no estoy enfadada con Frank Rijkaard, que me parece un buen entrenador. Creo que ningún entrenador que pueda tener el Barça en el futuro sabrá soportar, como él, la presión de este equipo. Sé que lo normal es echar a los entrenadores cuando las cosas no funcionan. Pero también sé que hay equipos que no lo hacen, como el Manchester. El Manchester hace unos 20 años que cuenta con los servicios del mismo entrenador, sir Alex Ferguson. Y en este tiempo ha ganado y ha perdido partidos, ha hecho buenas y malas temporadas. Recuerdo que una vez dijo: "Ahora creo que estamos en el camino de contar con otro buen conjunto. En un año o dos, ya estará completamente desarrollado". Nosotros no podemos esperar tanto.

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Así que echaré de menos a Rijkjaard, a pesar de que le deseo suerte a Guardiola (para poder mandar bien, sin embargo, lo deseable es que el jefe gane mucha más pasta que los subalternos. Si no, se te suben a las barbas). Mientras, iré viendo la evolución de las pañoladas. Si lo de los pañuelos negros prospera, los hinchas concienciados ya saldrán de casa con un pañuelo negro. Aunque un pañuelo negro, no nos engañemos, no es demasiado práctico, porque el material depositado en él destaca mucho. Y si un día no muy lejano, lo de los pañuelos negros ya queda obsoleto también, los hinchas siempre podrán protestar contra Guardiola agitando libros de Miquel Martí i Pol.

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