"Los boicots olímpicos nunca han servido para nada"
Adidas, el gigante de los artículos deportivos, está presente en China desde 1994, un mercado que ha alcanzado un volumen de cerca de 6.000 millones de dólares en 2007 y que de aquí al año 2010 se convertirá en el más grande del mundo tras el estadounidense. En estos momentos, el consorcio tiene 4.000 tiendas en China y 264 fábricas producen para él. El 49% del calzado de Adidas y el 32% de sus productos textiles proceden del imperio del centro.
El presidente de Adidas, Herbert Hainer, de 53 años, habla de los 70 millones de euros con los que su empresa patrocina los Juegos Olímpicos de Pekín, de su rechazo a un posible boicot y de los incidentes registrados en distintas ciudades del mundo al paso de la antorcha olímpica.
"No hemos visto ningún deterioro de imagen por apoyar los Juegos"
"Mi objetivo siempre ha sido ver un día al Papa vistiendo las tres rayas"
Pregunta. La antorcha olímpica está siendo vigilada por agentes de seguridad chinos que pertenecen a una conocida tropa paramilitar. Normalmente sólo se recurre a ellos para vigilar edificios del Gobierno chino y también para sofocar disturbios como los habidos en el Tíbet. Esta gente ha intervenido contra manifestantes vestidos con chándales y zapatillas de la marca Adidas. No es una bonita imagen, ¿no cree?
Respuesta. ¿Bonita? Sinceramente, cuando vi las imágenes de los enfrentamientos ni se me pasó por la cabeza pensar en la belleza. En los medios aparecen constantemente personas que llevan nuestros productos. Lo que me dio miedo fue pensar en la posibilidad de que a partir de ese momento los Juegos Olímpicos sólo girasen en torno a la política.
P. ¿No supone ningún problema el hecho de que esos matones paramilitares lleven Adidas?
R. Es un verdadero reto equipar a un total de 100.000 personas entre ayudantes, deportistas y personal oficial de estos Juegos Olímpicos, todos ellos personas que contribuyen a que esta celebración sea un acontecimiento pacífico coronado por el éxito. Ya lo hicimos en 2004 en Atenas y también lo haremos en 2012 en Londres. Y de este grupo de personas forman parte tanto los portadores de la antorcha como aquellos que se encargan de que haga su recorrido en paz. De hecho, sólo están haciendo...
P. ... ¿su trabajo?
R. ¿Le parece bien que se perturbe el recorrido de la antorcha de forma violenta? Es razonable que la gente aproveche un acontecimiento como éste para dar a conocer sus problemas políticos, pero creo que eso no le da a uno derecho a interrumpir el recorrido por la fuerza o a apagar la llama.
P. Pero la politización de los Juegos Olímpicos y del recorrido de la antorcha es consecuencia del modo de proceder de los chinos en el Tíbet.
R. No pretenderá que nosotros resolvamos una cuestión de soberanía como ésa. Nuestra tarea consiste en respaldar el deporte y a los deportistas y eso es lo que seguiremos haciendo. Empezamos hace 80 años. En 1936, Adi Dassler equipó al velocista negro Jesse Owens y seguro que eso no sentó muy bien en Alemania. En 1980 equipamos a los países del bloque del Este en Moscú y eso tampoco fue equiparable a una declaración oficial de tipo político. Sería un error que todos cedieran ahora. Sigo estando plenamente convencido de que el deporte une a los pueblos de este mundo prácticamente más que ninguna otra cosa. En cualquier caso, más que algún que otro movimiento político. Por ejemplo, el Campeonato del Mundo de Fútbol de 2006 contribuyó muchísimo a mejorar la imagen de Alemania en el mundo.
P. ¿No podría exigir a los chinos que esa gente no lleve sus prendas?
R. ¿Por qué tendría que hacerlo? Si quisiéramos ocultar algo, lo último que se nos ocurriría es patrocinar nada. No tengo mala conciencia. Pero, por favor, entiéndame bien, nuestro compromiso con los Juegos Olímpicos no implica ninguna adhesión de tipo político, no nos estamos declarando a favor de un sistema social o de una idea cultural. Supone una declaración en favor del deporte.
P. Grandes patrocinadores internacionales del COI y también Volkswagen, que al igual que ustedes patrocina al comité organizador chino, están bastante preocupados.
R. Hoy en día, cuando uno respalda grandes acontecimientos como éstos tiene que contar con que serán utilizados como plataforma. Porque no la hay mejor. Seamos sinceros, el conflicto del Tíbet existe desde hace más de 50 años y ahora se están utilizando los meses previos a los Juegos Olímpicos para comercializarlo políticamente.
P. Eso suena como si estuviera reprochando algo a los grupos que defienden los derechos humanos, a los tibetanos y a las organizaciones no gubernamentales. Los Juegos Olímpicos también son una plataforma para Adidas.
R. No estoy haciendo ningún reproche a esos grupos. Pero me asombra leer en los periódicos que patrocinadores como Adidas y Volkswagen están sorprendidos por los acontecimientos. En Adidas nadie se sorprende de que se hagan manifestaciones en torno a los Juegos Olímpicos. No serán las últimas.
P. China y violaciones de los derechos humanos, el tema no es nuevo.
R. Repase la historia y vea para qué han servido los boicots: para nada en absoluto. Hable con deportistas a los que se les ha prohibido participar en los Juegos Olímpicos por motivos políticos. Estoy en contra de toda forma de boicot. He leído en una encuesta que el 88% de los alemanes está en contra. Ni siquiera el Dalai Lama quiere el boicot. Los Juegos Olímpicos sirven para que las naciones de este mundo se aproximen unas a otras y entablen un diálogo franco y abierto.
P. Antes de la adjudicación de los Juegos Olímpicos en el año 2001, los chinos hicieron una serie de anuncios referentes a los derechos humanos que ahora no están cumpliendo.
R. Es tarea del COI hablar después con el comité organizador de Pekín sobre lo que ha pasado con eso. He asistido a muchos Juegos Olímpicos, y en la villa olímpica convivirán más de 10.000 deportistas como en un gran campamento juvenil. Los chinos se encontrarán con deportistas venidos de todo el mundo, la comunicación irá mejorando poco a poco y el resultado final será una sociedad más abierta. Estoy convencido de ello. Se trata de un proceso evolutivo y no de una revolución.
P. El campamento juvenil de los Juegos Olímpicos tiene ante todo una gran importancia comercial para su consorcio: además de al equipo chino, Adidas provee a otros 15 países, y se ha comprometido a abastecer a 27 de las 28 modalidades deportivas olímpicas. Se dice que han pagado al comité organizador de Pekín un total de 70 millones de euros en calidad de patrocinadores.
R. Pero es que nosotros no estamos invirtiendo en un acontecimiento que sólo dura 17 días y en el que se trata de ganar tanto dinero como sea posible. No, los Juegos Olímpicos forman parte de nuestra marca desde hace décadas. Por eso equipamos más modalidades deportivas que ninguna otra firma. Llevamos cuatro años organizando acontecimientos y campañas en China, hemos transmitido allí el mensaje de que apoyamos los Juegos Olímpicos y el deporte en general y que esperamos que éstos sean unos Juegos estupendos. Queremos establecer un vínculo emocional con los consumidores chinos. Nuestro objetivo es que nuestro volumen de ventas en China supere los 1.000 millones de euros en el año 2010.
P. En ese sentido, ¿no resultaría útil la intromisión en el terreno político?
R. No me oirá hacer declaraciones políticas de ningún tipo, ni referentes a China ni a ningún otro tema.
P. ¿Tiene una opinión personal al respecto?
R. Sí. Si quiere unir a todos los seres humanos de este planeta, tiene que estar dispuesto a enfrentarse con países que todavía no comparten nuestra escala de valores democráticos.
P. Organizaciones como Human Rights Watch les exigen hacer declaraciones oficiales sobre derechos humanos, sobre el diálogo de China con el Dalai Lama, sobre una libertad de prensa que también llegue al Tíbet.
R. Eso es un intento de implicarnos en el ámbito político y no vamos a consentirlo. La política es tarea de la ONU y de cada uno de los Gobiernos. No es correcto echarla sobre las espaldas de los deportistas, ni tampoco sobre las espaldas de los patrocinadores.
P. ¿Los consorcios como Mc-Donald's, Coca-Cola, Volkswagen o Adidas no se dejan instrumentalizar?
R. Pero es que entonces no podríamos hacer absolutamente nada. Ni campeonatos del mundo de fútbol, ni nada de nada. Tendríamos que declararnos en contra de ETA en España, y en Estados Unidos tendríamos que decir al Gobierno lo que pensamos de Guantánamo.
P. El jefe de BASF, Jürgen Hambrecht, ha dicho no hace mucho que los alemanes harían mejor en mantenerse al margen.
R. Eso también lo dijo en el Heute Journal como presidente del comité para el Pacífico y Asia. Tiene razón: el mercado chino es enormemente importante para Alemania como país exportador. Tenemos que tener cuidado de no condenar anticipadamente, debemos analizar las cosas desde ambos lados.
P. En realidad, ¿no tendría que sopesar el deterioro de imagen que se producirá en Occidente si no adoptan ninguna posición contra China y las pérdidas que sufrirían en el mercado chino si llegaran a pronunciarse allí?
R. No. La crítica es intensa sobre todo en Alemania y Francia, pero en muchos otros países es bastante menos fuerte. Y en Asia, no sólo en China, la gente está muy contenta ante la perspectiva de la celebración de los Juegos Olímpicos. Además, creo que los consumidores occidentales -a diferencia de sectores de la política y los medios de comunicación- entienden bien nuestro papel: estamos presentes en los Juegos Olímpicos porque equipamos a los deportistas. En todo caso, nos han llegado más correos electrónicos de protesta referentes a otros temas, como la utilización de piel de canguro en nuestra producción de calzado, que los recibidos en relación con China. Hasta ahora no hemos observado ningún deterioro de imagen.
P. ¿Qué consecuencias tendría que ustedes se pronunciaran políticamente sobre China?
R. En cualquier caso, seguro que eso no mejoraría el mundo en que vivimos. Como empresa hacemos lo que entra dentro de nuestro ámbito de posibilidades y responsabilidades, o sea, abordar la cuestión de cómo colaborar con nuestros proveedores y nuestras fábricas en China. Les obligamos contractualmente a respetar las normas sociales. Trescientas mil personas trabajan indirectamente para nosotros en China. Los salarios están subiendo, cada vez hay más gente que puede permitirse una vida mejor. Ésa es nuestra contribución.
P. Hace unas semanas organizaciones no gubernamentales (ONG) publicaron en Bruselas un informe sobre la industria global dedicada a la producción de ropa deportiva. En él se acusa a Adidas de explotación.
R. Al mismo tiempo, se nos alaba por haber impulsado muchas transformaciones positivas. Desde hace años se nos ataca una y otra vez, incluso en nuestras asambleas generales, a pesar de que en realidad somos alumnos modelo. Enviamos a nuestros propios controladores y dejamos que las ONG entren en las fábricas. Todo aquel que incumpla nuestras normas debe contar con que se le rescindirá el contrato. Cada año editamos un amplio informe social y medioambiental. Por supuesto, siempre llega alguien y nos dice que tenemos que mejorar esto y aquello. Nosotros tampoco somos perfectos.
P. Son 264 fábricas las que producen para ustedes en China. ¿Realmente puede descartar la posibilidad de que haya casos de corrupción?
R. Nosotros intentamos tomar medidas contra todo tipo de delincuencia. Llevo ya 20 años en Adidas y nos han engañado con mucha frecuencia. Hace un par de meses hemos despedido al gerente del almacén de la marca en Herzogenaurach. No tenemos que irnos hasta China para encontrar casos de corrupción.
P. ¿Una democracia occidental es más agotadora para un gerente que una dictadura comunista?
R. Yo no tengo que vérmelas con estructuras políticas, sino con consumidores. Y éstos reaccionan de forma diferente, dependiendo de las condiciones sociopolíticas en las que se hayan criado. Con algunos consumidores necesitamos un poquito más de tiempo para lograr proporcionarles toda la satisfacción que pueden depararles nuestros productos.
P. ¿Tendría algo en contra de que el Dalai Lama llevara Adidas?
R. En absoluto. Pero mi objetivo ha sido siempre ver un día al Papa luciendo las tres rayas. Y con un Papa alemán, tenemos más oportunidades que nunca.
P. Tras sus operaciones, Fidel Castro ha aparecido varias veces ante los medios de comunicación vestido con un chándal de Adidas.
R. Eso tampoco nos supone el menor problema. -
© Der Spiegel.
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