Nuestro fogón clandestino
Teníamos 20 años, no hace mucho, sólo 10. Y parecía que si lo ansiabas con fuerza, y tenías un par... de huevos, entre otros muchos ingredientes, podías emanciparte. Eso sí, con la ayuda de tus amigos, que se uniesen a tu proyecto de "piso comunitario" en Barcelona.
En mi apartamento éramos tres, un perro y un montón de deudas.
Fue allí dónde empecé a agudizar un sexto sentido cuando iba al mercado. Con poco dinero conseguía hacer deliciosos platos dignos de cualquier abuelita dada a los fogones. Hacíamos un menú con dos primeros a escoger (sopa o ensalada), dos segundos (carne o pescado) y dos postres (tarta o macedonia). Entre las especialidades, había "solomillo con salsa de anchoa" -un segundo verdaderamente contundente que mezclaba mar y montaña- y los "mejillones en salsa colorá", cuyo secreto estaba en una salsa familiar un pelín picante.
A base de aprovechar los dones divinos, montamos nuestro propio restaurante en nuestro piso. Y le pusimos un nombre: El Clan Destino, así, separado, para que no fuera tan obvio... La verdad es que el boca oreja se corrió rápido. A la gente le pone lo prohibido.
Sólo abría un día por semana, los miércoles por la noche, y exclusivamente previa reserva telefónica. No abríamos si no se presentaban al menos ocho comensales. El menú era sencillo pero elaborado. Y lo más importante, no poníamos precio, era a voluntad.
Cada miércoles desmontábamos el salón y poníamos mesitas dependiendo del aforo. Era un día caótico, sin duda, pero nos permitía pagar el alquiler y las facturas. También nos dejaba el resto de la semana libre. A grandes problemas, grandes soluciones.
Dolo es cantante del grupo de pop Pastora y actriz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.