Historia de una lucha sin cuartel
David Baird recuerda las peripecias de los maquis de un pueblo malagueño
La Guerra Civil concluyó en 1939. Sin embargo, hubo grupos de guerrilleros que opusieron resistencia al régimen franquista en los años cuarenta. La dictadura quiso negarles cualquier condición épica o política al tildarlos de "bandoleros", "forajidos" y "ladrones". Aquellos guerrilleros fueron conocidos como "maquis", una palabra traída de Francia por los republicanos que combatieron contra la ocupación nazi. Historia de los maquis (Almuzara), de David Baird, cuenta las peripecias de muchos de estos guerrilleros, que fueron perseguidos como alimañas por la Guardia Civil. El libro, que lleva como subtítulo Entre dos fuegos, ha sido prologado por Ian Gibson, que escribe: "La narrativa de David Baird adquiere tintes del mejor Graham Greene".
"Si vivías en Frigiliana, estabas atrapado entre dos fuegos", dice Baird
Baird se afincó en Andalucía "hace muchos años". "Compré una casa en Frigiliana (Málaga) en los años setenta. Durante años, oí anécdotas e historias sobre lo que pasó con la gente de la sierra. Nadie del pueblo quería hablar mucho. Había mucho miedo. Era un tema tabú. A la vez, me di cuenta de que personas que conocían estas cosas estaban desapareciendo. Tenían 70 u 80 años e iban muriendo. Pensé que tenía que hacer un gran reportaje sobre lo que pasó en Frigiliana y empecé a preguntar a la gente. Me dije que quizás fuera un deber escribir este libro porque si no tomaba nota de lo que había vivido esa gente, se iba a perder su historia", relata el autor de Historia de los maquis. Escocés-galés nacido en Inglaterra, Baird fue reportero y redactor de The Times y Daily Express, entre otros diarios, y ha colaborado con The Economist, International Herald Tribune y Daily Telegraph.
Frigiliana cayó en poder de los rebeldes en febrero de 1937. Tres meses después, ocho vecinos del pueblo fueron fusilados por los sublevados junto al cementerio de Torrox. El libro de Baird cuenta cómo Frigiliana se encontró tras la victoria de los franquistas en el centro de una lucha sin cuartel. Con poco más de 2.000 vecinos, 21 hombres escaparon hacia la sierra y se incorporaron a la denominada Agrupación de Roberto, un jefe de la guerrilla cuya valentía despertó la admiración de los encargados de capturarlo.
La mano dura de las autoridades empujó a mucha gente a la sierra. La Agrupación de Roberto tenía 28 hombres a principios de 1947. A finales del año, contaba con 124 guerrilleros. Pese a todo, su lucha no tuvo éxito. Los guerrilleros fueron hostigados por la Guardia Civil y abandonados por el Partido Comunista. El libro consta de la historia de los guerrilleros y de una serie de testimonios personales que ocupan más de centenar y medio de páginas.
"El pueblo vivía pegado a la sierra. Los maquis estaban arriba, escondidos en la sierra. Las fuerzas de Franco estaban apostadas en el pueblo. Era imposible controlar la sierra. Si vivías en Frigiliana, estabas atrapado entre dos fuegos. Eran tiempos de miedo porque nunca se sabía qué iba a pasar mañana. La gente del pueblo estaba atemorizada por estar entre esos dos fuegos. Muchos habitantes de Frigiliana emigraron a Barcelona y Argentina para escapar de la Guardia Civil, de la guerrilla y de la pobreza", comenta Baird, que es autor de libros como The Incredible Gulf (1970), Inside Andalusia (1993) y East of Málaga (2007).
La vida de los guerrilleros era durísima. "Al principio los guerrilleros tuvieron algunos éxitos y en el apogeo de su lucha disfrutaron de unos momentos eufóricos. Como, por ejemplo, la entrada de un grupo en un caserío o una aldea aislada ante los ojos asombrados de los campesinos, con la bandera republicana ondeando y todos cantando el Himno Guerrillero", señala Baird en el libro.
La guerrilla llegó a obtener mucho dinero gracias a los rescates pagados por los secuestrados. Esto le permitía comprar comida y afrontar otras necesidades. "Pero al fin, acosados por todas partes, era una vida de perros allí en la sierra", escribe Baird. La lucha se prolongó hasta enero de 1952 cuando cayó el último de los guerrilleros de Frigiliana, Antonio Sánchez Martín. Roberto fue fusilado en Granada en enero de 1953.
El libro concluye con unas semblanzas de los guerrilleros de Frigiliana. Su destino fue atroz. Diez de ellos murieron en tiroteos con la Guardia Civil; dos fueron abatidos por sus propios compañeros; uno se suicidó; tres fueron juzgados y ejecutados; y cuatro fueron encarcelados. Miguel Cerezo González, El Caniyo, era en 2008 el único superviviente de los 21 hombres de Frigiliana que se echaron al monte.
Desembarco en la Axarquía
La derrota de Rommel en El Alamein y la invasión aliada de Argelia y el Marruecos francés cambiaron de cuajo la situación de la II Guerra Mundial. Corría 1942 cuando agentes secretos de EE UU comenzaron a entrenar en las tácticas de la guerrilla a exiliados y presos españoles liberados de los campos de concentración del norte de África. Estos españoles entrenados por EE UU deberían mantener la llama de la resistencia a Franco hasta que los aliados invadieran España. A los aliados les preocupaba que Franco abriera las puertas de España a los ejércitos del III Reich, deseosos de hacerse con el control del Estrecho.
En 1943, se produjo en la costa de la Axarquía (Málaga) un desembarco de guerrilleros entrenados en África. Las autoridades franquistas se enteraron de la operación y hubo detenciones. La Embajada de EE UU en Madrid se vio en dificultades con el régimen franquista, cuya "neutralidad" le resultaba muy importante. El líder comunista Santiago Carrillo impidió que hubiera una conexión con los estadounidenses y se aseguró de que la guerrilla española sólo fuera dirigida por su partido.
Luego, se hizo evidente que la lucha del maquis no serviría para nada, ya que los aliados abandonaron cualquier proyecto de derrocar a Franco ante la emergencia de la Guerra Fría. Incluso, el propio Stalin recomendó apostar por la táctica de infiltrarse en los sindicatos verticales, tal y como recuerda el libro Historia de los maquis (Almuzara), de David Baird. Con todo, los guerrilleros continuaron combatiendo en la Axarquía sin que nadie les informara de la situación real.
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