Inmigrantes
Su ilustrativo reportaje del domingo acerca de los planes de la UE para repatriar a ocho millones de inmigrantes debería recordarnos a todos lo que cada vez es más evidente: este modelo no sólo es hipócrita y costoso, sino que impide que los flujos migratorios se adapten con naturalidad a la evolución de los mercados de trabajo. Millones de personas se enfrentan ahora al hecho de que abandonar Europa es incluso más difícil de lo que fue acceder a ella, porque nadie pondrá un pie fuera de nuestras fronteras si en el futuro tienen que pasar por el mismo infierno económico y burocrático que les condujo aquí.
En vez de seguir la bandera de los más duros, levantemos la de los más inteligentes. Aceptemos que esto no se frena, pero que sí se puede regular mejor. Pongamos el interés colectivo de los países europeos al servicio de una política migratoria común que racionalice las condiciones de entrada y salida, promueva modelos de migración circular y garantice el derecho de asilo y refugio. Es lo más justo, pero también lo más sensato.
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