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Reportaje:ESCAPADAS

Toulouse, una historia fluvial

Puentes, molinos y canales de la Ciudad Rosa, surcada por el Garona

Toulouse nació a orillas del río Garona como Venus de las espumas del mar, fresca, hermosa y acuática. Tal vez por ello la capital histórica de la provincia del Languedoc y del departamento del Alto Garona fue perdiendo murallas a medida que iba ganando canales, y tal vez por ello la Ciudad Rosa, así llamada por el color de sus ladrillos, invita a un recorrido por sus aguas centelleantes. En ellas se reflejan árboles soberbios, puentes centenarios y molinos medievales.

1 EMBARQUE

Al embarcadero en la plaza de la Daurade, de donde parten los cruceros fluviales, se desciende por la misma rampa que se construyó en el siglo XVIII para dar acceso a los carros que cargaban y descargaban mercancías de las gabarras. Esta plaza, orientada al suroeste, es, junto con las terrazas de los cafés que la rodean, uno de los lugares favoritos de los tolosanos. Por la vereda de Henri-Martin, los deportistas salen a correr y a pedalear, los novios pasean y, tumbados en la hierba, los jóvenes se reúnen en pandillas.

Soltadas las amarras, el barco navega río abajo dejando a la derecha los quais (espolones) de Lucien Lombard y de Saint-Pierre. Estos edificios formaron parte de un proyecto dieciochesco que pretendía revitalizar el comercio de Toulouse, en relativa decadencia desde que a mediados del siglo XVI el mercado de los tintes entró en crisis. Sin embargo, el proyecto no llegó a cuajar por completo, y los edificios, proyectados como tiendas y almacenes, se destinaron a otros usos.

2 EL BAZACLE

Nada más pasar bajo el puente de Saint-Pierre aparece la represa que permite mantener el nivel de las aguas del río. Una de las razones por las que los hombres se asentaron aquí desde el neolítico fue porque era el único lugar donde, durante el estiaje, el Garona podía vadearse casi sin mojarse los pies.

Aprovechando esta circunstancia, aquí se represó el río dirigiendo la corriente hacia la derecha para que la fuerza del agua accionara el molino del Bazacle, considerado una de las maravillas de Toulouse. Éste, que aparece mencionado ya en documentos del siglo XI, llegó a mover 24 ruedas que podían moler 960 quintales de grano al día (44.160 kilos). En el siglo XIX pasó a generar energía eléctrica hasta que, durante la década de 1980, se transformó en un museo de la ingeniería hídrica que merece la pena visitar.

3 CANAL DE ENLACE

Poco antes del molino del Bazacle se encuentra la esclusa de Saint-Pierre, que da paso al canal de Brienne. Una vez abierta la compuerta de entrada, la nave accede al seno y desciende -y agárrense, que nosotros bajamos con ella- para salvar los cuatro metros y medio de desnivel entre el río y el canal.

Fue un arzobispo de Toulouse, el cardenal de Brienne, quien mandó construir esta vía entre 1770 y 1776 para comunicar el río Garona con el canal de Midi, que se había terminado cien años antes. A la izquierda, según navegamos, se encuentra la antigua Fábrica de Tabacos, hoy convertida en dependencia de la Universidad de Toulouse (la segunda de Francia), y algo más adelante se halla la casa Pujol, que lleva el nombre del arquitecto que la diseñó en 1908 siguiendo la estética del art nouveau.

Al otro lado del canal, a nuestra derecha, avanza la avenida de Barcelona. Si por un momento desembarcáramos y caminásemos por el bulevar de Lascrosses, llegaríamos a la calle de Canon-d'Arcole, en cuyo número 2 pasó sus dos primeros años de vida Charles Gardés, más conocido como Carlos Gardel. El campeón de los cantantes sentimentales y Francesito, que también le llamaron así, nació aquí un 11 de diciembre de 1890.

4 L'EMBOUCHURE

Los 1.560 metros del canal de Brienne terminan en el puerto de l'Embouchure, que se construyó como dársena en la que confluían los canales de Brienne y de Midi. Como los dos canales se comunicaban con este puerto bajo sendos puentes idénticos, los tolosanos no tardaron en llamar al puerto y al barrio que lo rodea Ponts-Jumeaux (Puentes Gemelos).

El turista curioso y observador se preguntará, y con razón: "si son Puentes Gemelos, ¿por qué hay tres?". La respuesta está en que a este puerto vino a confluir más tarde un tercer canal, el llamado Lateral del Garona, que al unir en 1856 Toulouse y Burdeos completó el tramo que faltaba para comunicar el Atlántico con el Mediterráneo. Con ello, los puentes pasaron a ser tres, pero los tolosanos siguieron llamándolos del mismo modo.

En el puerto de paredes de ladrillo y remates de piedra caliza llama inmediatamente la atención un relieve en mármol blanco. Lo realizó François Lucas, comisionado por el cardenal de Brienne para embellecer la dársena. La mujer coronada representa a la región del Languedoc ordenando a unos ingenieros que excaven un canal, y la que sostiene en sus manos un cuerno de la abundancia y contempla a un agricultor conduciendo una yunta de bueyes es una alegoría del Garona.

Ya de vuelta hacia el río por el canal de Brienne, admira a los ojos el túnel de espesura y verdor que forman los plátanos, esos serenos y vegetales amigos de Toulouse. Se plantaron en las márgenes de los canales con un triple objetivo: dar sombra, proteger del viento y, sobre todo, para que sus raíces consolidaran el terreno de los taludes.

5 EL PONT-NEUF

Son muchos los puentes que cruzan el Garona, pero entre todos ellos destaca el sólido Pont-Neuf (Puente Nuevo), que ha llegado a ser el más viejo de la ciudad. La construcción se prolongó durante casi cien años (1544-1632), a veces por falta de fondos y a veces por las crecidas del río. Sin embargo, gracias a los aliviaderos entre los siete ojos y a su diseño, es el único que ha aguantado las embestidas de un río que, como dijo un poeta, "suena, se abalanza y truena".

Por contraste, pegado a la fachada del hospital de Saint-Jacques todavía se alza el único ojo del antiguo puente de la Daurade. El río lo arrastró varias veces y otras tantas los tolosanos se empeñaron en reconstruirlo, hasta que en 1639 se dieron por vencidos. Por fin, la nave se acerca al muelle y nos desembarca en la plaza de la Daurade, donde reina el mismo bullicio hedonista y venusino de bicis, carreras y enamorados que dejamos al partir.

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos- Toulouse se encuentra a unos 200 kilómetros en coche de Perpiñán.- La ciudad cuenta con aeropuerto (www.toulouse.aeroport.fr).ruceros- Le Capitole (00 33 561 25 72 57; www.toulouse-croisieres.com). Un paseo de unos 40 minutos cuesta cinco euros, aunque hay muchas opciones de navegación por el Garona y el canal de Midi.- Peniche Baladine (00 33 561 80 22 26; www.bateaux-toulousains.com). Paseos entre 45 minutos y nueve horas por el Garona y el canal de Midi.Comer/- Le Saint Florent (00 33 561 55 33 56). Rue Fermat, 6.- Au Chat Dingue (00 33 561 21 23 11). Rue Peyrolières, 40 bis.Museo- Le Bazacle (00 33 562 30 16 00). Quai Saint-Pierre, 11 (entre el canal de Brienne y el río Garona). Exposición sobre la historia de la electricidad. Abierto de martes a domingo, de 14.00 a 19.00. Entrada gratuita.Información- Turismo de Toulouse (00 33 561 11 02 22; www.toulouse-tourisme.com).

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