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Entrevista:PATXI TUÑÓN | Senador independiente designado por Navarra

"Al final, con la palabra no se cambia nada en el Senado"

Pablo Ximénez de Sandoval

Existe. Es navarro y se llama Francisco Javier Tuñón San Martín. Es un parlamentario independiente, en el sentido más estricto. Es uno de los 56 senadores (de 264) que no son elegidos en las elecciones generales, sino que acceden al escaño de forma indirecta, nombrados por las comunidades autónomas. Pero, de ellos, es el único que no lleva siglas. Un caso raro en el Senado, e imposible en el Congreso o cualquier otro Parlamento. Tuñón (Tudela, 1951) afirma que él sólo responde ante la mayoría del Parlamento de Navarra, no ante ningún partido. El senador de libro: los intereses territoriales por encima de los partidistas. Es producto de una complicada situación política en la Comunidad Foral. Pero existe.

Pregunta. En la práctica, el Parlamento está vedado a independientes.

Respuesta. Casi sí. Porque puedes entrar como independiente en una lista de un partido político, pero todos sabemos que en ese caso la independencia queda muy matizada. Ya se sabe la disciplina que tienen los partidos, que a mí me parece una cosa lógica.

P. Pero llevada al extremo es un problema.

R. Bueno, es una de las cosas que más me han asombrado aquí. Cuando el portavoz levanta la mano, todos son un solo hombre. Yo creo que las personas, sobre todo con la edad, somos más matizadas. No es lo mismo la economía que lo social u otros temas. Esa uniformidad, como la religiosa, es un corsé muy rígido que no entiendo. En algún momento habrá que plantearse que las personas sean elegidas directamente por los votantes, y no por los partidos políticos, en algunas esferas al menos. Paradójicamente, a mí ser independiente es lo que me ha posibilitado ser elegido.

P. Ya le pasó antes, en los 90.

R. Me votaron para la Cámara de Comptos [Tribunal de Cuen-tas] de Navarra. Fui propuesto por Izquierda Unida, y recibí los votos de UPN e incluso de Herri Batasuna.

P. Usted se define como progresista y cercano al PSOE. ¿Cómo se forja alguien la fama de independiente?

R. A mí me hizo conocido la fiscalización de las obras públicas en Navarra. Los presupuestos se disparaban injustificadamente entre la adjudicación y la terminación. Hubo un gran alboroto. Se creó una comisión de investigación en el Parlamento de Navarra y metieron caña al Gobierno socialista. Tiempo después, un juez, con información nuestra, demostró que todas las obras hechas en Navarra eran irregulares. Era una época muy dura para el PSOE. Recibí todo tipo de presiones, que nunca he contado. Después fiscalicé el urbanismo en Pamplona, que era discrecional, con un alcalde de UPN. El caso es que con todo esto la Cámara adquirió reconocimiento.

P. ¿A quién se le ha ocurrido rescatarlo?

R. Había algo de memoria. Yo estaba fuera de la vida política desde 1997. Pero he colaborado algo con el PSN y tenía alguna colaboración con IU, limitada a dar opiniones. El perfil era de profesional con prestigio. Carlos Chivite [el fallecido secretario general del PSN, también senador] quería un candidato con el 100% de los apoyos. Me presentaron el PSN, IU, CDN y UPN. NaBai se quedó fuera. Para ellos fue un error, porque se visualizó algo que no querían: NaBai, fuera del frente constitucionalista.

P. ¿A quién rinde usted cuentas de lo que hace en el Senado?

R. Lo primero que hice fue presentar un informe al Parlamento de todo lo que he hecho aquí. Estoy haciendo una ronda de consultas para recoger el sentir mayoritario. Me comprometo a defender, desde mi ideología progresista, los intereses mayoritarios de Navarra. Y esos pueden ser UPN-PSN o pueden ser PSN-IU-NaBai.

P. ¿Pero se ve votando algo con el PP?

R. Bueno, no me veo votando con el PP. En algún artículo de alguna ley sí he votado con ellos, cosas poco significativas, en conciencia. Pero puedo hacerlo si lo creo conveniente. Habrá temas en economía, por ejemplo, en que sí se podrá dar.

P. ¿Alguna decepción como parlamentario?

R. Primero, el clima. Una bronca ficticia, que era una representación. Y también esa rigidez que decíamos. No pensaba que la gente era así. Es decir, al final, con la palabra no se cambia nada en el Senado. Es curioso. Son todo acuerdos que se toman por encima de lo que es el Parlamento. Lo único que tienes es que con tus votos, si son útiles, puedes hacer algo. Pero si tus votos no son útiles, aquí puedes estar de vacaciones. Ésa es la sensación que tengo. Gracias a dios no hay mayoría absoluta, porque si no, esto es un ejercicio puramente retórico.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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