La Unión Europea abre las puertas a Serbia con condiciones
Los Veintisiete entran en la campaña electoral en socorro de los europeístas
La UE y Serbia firmaron ayer el Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA) que abre la puerta de la UE al país balcánico en una jornada cargada de tensiones políticas y emociones. La ocasión fue artificialmente calificada de histórica por los signatarios, que no tienen certeza de que lo suscrito vaya a llegar a puerto ante las reacciones que provoca en Belgrado.
El acuerdo sólo se ratificará si los Veintisiete concluyen más adelante que el Gobierno de Belgrado colabora plenamente con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya, que juzga a sus criminales de guerra.
"Si el país no toma la buena decisión, no habrá UE", dice el ministro esloveno
Nadie ocultó que la firma está pensada como un bálsamo para un electorado dolorido por la amputación de Kosovo, que tiene contra las cuerdas a los europeístas en las elecciones legislativas del 11 de mayo.
El AEA es el primer paso en el camino de Serbia hacia la UE y la firma de ayer en Luxemburgo fue presentada públicamente por los presentes como el retorno del hijo pródigo al hogar comunitario. Todos hablaron de día histórico y Javier Solana, como coordinador de la política exterior comunitaria, se declaró feliz. "He dedicado parte de mi vida a la estabilidad de los Balcanes y ver a Serbia así me llena de felicidad", dijo, mientras se dejaba llevar por el maximalismo: "Cuando Serbia sea miembro de la UE será el momento en que la UE estará completa".
Sobre los estrados de Luxemburgo, el acuerdo se vendió como la culminación de un proceso, a falta de pequeños detalles. Pero la realidad es que la doble condición impuesta a lo pactado permite interpretarlo tanto como que Serbia ha conseguido el todo y que es irrevocable su rumbo hacia la UE, lo que defendió su presidente, el europeísta Borís Tadic, como que no se lleva nada entre las manos, dadas las condiciones impuestas.
La ratificación y eventual entrada en vigor del AEA queda supeditada a que el TPIY certifique que Belgrado colabora sin reservas para entregar a los criminales de guerra prófugos, con el ex general Ratko Mladic como figura emblemática.
En Belgrado, la reacción del partido del primer ministro, Vojislav Kostunica, fue incendiaria. Prometió que en el momento en que el acuerdo sea sometido al Parlamento será rechazado. El primer ministro en funciones apuró el filón nacionalista al asegurar, con argumentos rebatidos jurídicamente por Tadic, que esa firma suponía el reconocimiento de la pérdida de Kosovo. "No permitiremos nunca ni a nadie que en nombre de Serbia se firme la independencia de Kosovo y por eso la firma de Tadic no vale absolutamente nada", tronó Kostunica en Belgrado.
Un serbio que asistió a la ceremonia en Luxemburgo reaccionó reveladoramente en el momento en que Solana estampó su rúbrica: "¡Qué pensarán los serbios cuando vean eso en televisión! El Solana que bombardeó Belgrado, el Solana que está a favor de la independencia de Kosovo, ahora nos ofrece esto".
La presidencia eslovena de la UE, Solana y todos los ministros de Exteriores comunitarios subrayaron que con la firma de ayer la UE coloca en manos de los serbios el futuro europeo de Serbia. En la inevitable clave electoral que dominó la ocasión, el ministro esloveno y presidente de turno, Dimitrij Rupel, señaló: "Serbia debe tomar ahora la buena decisión". Si no hay buena decisión, no habrá UE.
Tadic, que voló desde Belgrado para asistir a la firma, garantizó la plena colaboración con el TPIY de La Haya y defendió el acuerdo en conferencia de prensa con una intervención en serbio dirigida exclusivamente a los electores. Prometió días de leche y miel para su país en la UE, desde la caída de precios a inversiones extranjeras, visados para todos y oportunidades para los jóvenes, además de la defensa pacífica de la integridad nacional. Sus partidarios se movilizaron por centenares en Belgrado y otras partes del país para celebrar el acuerdo, recorriendo con ruidosos coches y banderas las calles de las ciudades.
En la nutrida agenda de ayer, los ministros europeos apoyaron unánimemente la iniciativa española de que la UE comience a pensar en cómo abordar la amenaza de la piratería a la flota comunitaria. La propuesta fue presentada por Diego López Garrido, que se estrenó como secretario de Estado para Asuntos Europeos.
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