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Crónica:34ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Signo de impotencia

El empate descabalga al Espanyol de Europa y envía al Zaragoza a la zona peligrosa

Jordi Quixano

Incapaces de resolver los entuertos que se les presentaron en las dos áreas, el Espanyol y el Zaragoza firmaron las tablas sin ningún pudor. De chiripa, Riera soliviantó un duelo insulso y falto de fútbol. Por fortuna y porque Rufete puso las manos donde no debía, Oliveira respondió a la afrenta desde el punto de penalti. El Espanyol se sonrojó cuando debía liquidar el partido; el Zaragoza, inerte desde que supo que su pelea se centra en evitar el descenso, se encontró con el empate que le sitúa en la zona de descenso, pero que no le descabalga de la lucha por evitarlo.

El Zaragoza ha perdido toda identidad con respecto al curso anterior porque ha regalado la pelota, ausente a la hora de sacar el balón con criterio e indolente en la fase constructiva. Su juego es simple; aguarda en campo propio, aúna las líneas y tiene el contragolpe en el entrecejo, para exprimir la punta de velocidad de Oliveira. El problema, en cualquier caso, es que la pelota apenas alcanzó su posición y cuando lo hizo fue en las peores circunstancias.

ESPANYOL 1 - ZARAGOZA 1

Espanyol: Kameni; Zabaleta, Torrejón, Jarque, Chica; Moisés Hurtado, Ángel; Valdo (Rufete, m. 61), Luis García, Riera (Lola, m. 79); y Tamudo (Jonathan, m. 51). No utilizados: Lafuente; David García, Clemente y Moha.

Zaragoza: César; Zapater, Chus Herrero, Sergio, Paredes (Juanfran, m. 78); Gabi, Celades (Óscar, m. 70), Matuzalem, Aimar (Luccin, m. 88); Sergio García y Oliveira. No utilizados: Miguel; Diogo y Pavón.

Goles: 1-0. M. 58. Riera tira un centro que se envenena y acaba en gol. 1-1. M. 84. Oliveira marca de penalti, tras unas manos de Rufete.

Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Valdo, Zabaleta, Moisés, Rufete y Jonathan.

25.150 espectadores en Montjuïc.

El cuadro aragonés ha perdido la identidad del curso anterior porque regala la pelota

Saneado en defensa, los apuros del Espanyol se centran en la zona de tres cuartos, donde adolece de un pasador -De la Peña se ha perdido todo el curso por distintas lesiones musculares-. Luis García se ha desbravado en grado superlativo; Tamudo no rinde desde hace tiempo; y Riera y Valdo son un espejismo de lo que fueron. Languidecido el Espanyol, el ejercicio ofensivo resultó un espanto, tan descuajeringado como nulo.

El gol del Zaragoza llegó de penalti, después de unas manos ingenuas de Rufete. Antes había anotado Riera, que trazó desde el costado un centro cerrado que acabó por envenenarse y superar a César, que se la tragó. Desgastado el Espanyol por salvarse demasiado pronto y por no aguantar la competitividad que exige alcanzar Europa, y obnubilado el Zaragoza ante su imprevista lucha por no perder la categoría, Montjuïc atendió a un partido que fue una castaña tremenda y que se saldó con un empate insatisfactorio.

Valdo supera una entrada de Sergio.
Valdo supera una entrada de Sergio.EFE

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