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Razón para emprender

Uno de los procesos más interesantes en la economía es el nacimiento de una empresa. Hay pocas cosas comparables por la ilusión que despierta, la energía que necesita y la forma en que refleja la personalidad, valores y capacidades del emprendedor. Quizás el momento más difícil en mi vida profesional fue precisamente tomar la decisión de montar como fuese idealista.com. Sólo desde un punto de vista irracional puede entenderse por qué muchos nos lanzamos a crear una empresa, a sabiendas de los riesgos que corremos. En mi caso fue en un vuelo, volviendo de Varsovia; una decisión tomada en completa soledad. No había pensado ni siquiera a quién invitaría a sumarse al proyecto y, sólo meses después, empecé a elegir candidatos. Pero sin dinero, sin socios, sin una idea clara y con mucho que perder resolví que quería ser independiente por encima de todo.

En España no estamos preparados para montar negocios, nos enseñan a ser piezas del engranaje

Emprender es tener una idea, buscar un equipo y ponerla en marcha. En España no estamos preparados para ello. Nos enseñan a ser piezas del engranaje, pero no a crearlo. La aventura empresarial suele relacionarse con el pelotazo. Si te va mal es un estigma social, ya que el fracaso empresarial está asociado a la estafa y esa actitud es terrible para la economía. Esta incultura empresarial provoca que mucha gente a la hora de empezar, llenos de ilusión por hacer realidad su sueño, no sepan qué pasos dar y menos si el negocio tiene que ver con el mundo de Internet. En este caso, mi recomendación es ordenar las prioridades y actuar con coherencia y sin prisas.

La idea es importante, pero no tiene que estar definida desde el principio. Ya habrá tiempo de afinar cada detalle. Después es imprescindible buscar el equipo y no es fácil. Si decides vincular tu futuro a personas que más adelante pueden perder la ilusión, estarás forzado a convivir con ellas. No quise gente parecida a mí, sino con perfiles muy diferentes que podrían aportar enfoques distintos.

Estos dos primeros pasos son los más importantes, ya que si el equipo o la idea te fallan será complicado encontrar financiación. Para solicitarla es recomendable haber sido capaz de convencer a amigos y familia. Cuando alguien me pide dinero y nadie de su entorno ha invertido con él me pregunto por qué. Siempre habrá tiempo de hacer nuevas rondas, pero es clave poder demostrar que cuentas con apoyos. A partir de ahí, prefiero ponerme en manos de entidades conscientes de que pueden perder dinero con el proyecto. Pero hay que seleccionar porque, al igual que te puedes equivocar con un socio, puedes equivocarte con un inversor. Una vez que tienes la financiación toca contratar al resto del equipo inicial, diseñar la programación, las operaciones. La web que quieres crear ve la luz al final del camino y a partir de ese momento hay que preocuparse por conseguir tráfico y por empezar a facturar.

Para lograr éxito en Internet es necesario tener en cuenta varios aspectos. Uno es la economía de red; cada usuario que se conecta aporta valor a los otros. En el caso de idealista.com, cada usuario que cuelga su anuncio en el portal da valor a los anuncios ya colgados y lo convierte en más valioso para los que vienen detrás. También es importante saber a quién vender: nosotros elegimos a empresas porque son racionales y los usuarios finales o consumidores son más emocionales.

Por último, gestionar es lo más complejo y también lo más interesante. Desde el primer momento decidí crear una estructura de jerarquía plana, formada por pequeñas células autónomas, pero relacionadas entre sí, donde la integración de los equipos es más alta. Tampoco existen símbolos de estatus; te alejan de los empleados y resultan demasiado caros.

Está claro que esta receta no es única. Pero para obtener éxito en los negocios no sólo se necesita suerte, es fundamental tener una estructura previa muy bien armada.

Jesús Encinar es consejero delegado de idealis-ta.com.

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