Los mercados de China
Según el primer ministro Wen Jiabao, uno de los dos objetivos económicos del Gobierno chino es "un mercado de capitales sano y sostenible". Es más fácil decirlo que hacerlo.
Según los banqueros de la Reserva Federal, es imposible identificar las burbujas en los precios de los activos antes de que estallen. Pero las autoridades de Pekín parecían tener mejor vista. Podían ver que si no se hacía nada por enfriar el entusiasmo entre los nuevos inversores en este defectuoso plan para hacerse ricos al momento, el precio político que se cobrarían los inversores decepcionados sería alto.
Así que echaron el freno. Unos tipos de interés más altos, el control de las reservas bancarias y los impuestos sobre la compraventa de valores cambiaron la tendencia de la Bolsa de muy positiva a muy negativa. El índice de Shanghai ha caído a la mitad en sólo seis meses.
En Pekín, el ritmo de la caída parece poco sano y poco sostenible, sobre todo antes de la obligada demostración olímpica de la universal felicidad nacional china. En respuesta, las autoridades han apretado el acelerador. Los impuestos de compraventa se han reducido, y se habla de permitir a los inversores que pidan prestado dinero para financiar sus compras de acciones. Eso ha bastado para que el mercado experimente un repunte del 15% en una semana.
Como sabe la Reserva Federal, es difícil hilar fino en la gestión de cualquier Bolsa. La dificultad es incluso mayor para la de Shanghai, que es nueva, carente de liquidez y relativamente pequeña.
Los comunistas solían señalar que la planificación central total eliminaba el dolor causado por los vaivenes del mercado. Los sobresaltos de Shanghai podrían llevar a algunos burócratas de Pekín a echar de menos el sistema antiguo. De ser así, deberían recordar lo mucho que la planificación central dificulta el otro objetivo económico de Wen: "Un desarrollo económico estable y relativamente rápido". -
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