"Si los países tienen cuotas, ¿por qué las mujeres no?"
La nacieron en Sevilla (1948, se ruboriza), en una familia media acomodada que se iba apretando el cinturón a medida que nacían los hijos por toda España. ¡13 hermanos! Al final había dinero para los estudios y poco más. Las 10 niñas iban heredando los vestidos cada vez que las mayores daban el estirón.
La directora de la ONU para la Mujer se crió con 12 hermanos y una idea: estudiar
Los mandamientos de la familia Alberdi se encerraban en dos: amar los estudios sobre todas las cosas y que el ruido de 13 hijos en casa no se hiciera notar más de lo normal. "Me casé muy joven y la única condición que me puso mi padre era que no dejara la carrera. Y, claro, con tantos hermanos aprendías a compartir", recuerda Inés Alberdi, y a los postres, eso se constata. "A ver, ¿me dejas que pruebe un poco de tu tarta?", dice acercando la cucharilla a una deliciosa torta tres leches de México. Sin embargo, la niña Inés, más que la pedigüeña de los hermanos, bien podía ser la que prestaba, porque en su plato siempre queda algo y por todo postre pide una infusión.
Pero empecemos por el principio. Para charlar con la nueva directora general del fondo de las Naciones Unidas para la Mujer, el sitio elegido es un restaurante-tienda de comercio justo, gestionado como cooperativa, que ofrece un modesto y gustoso menú internacional. Los ingredientes no le son ajenos a una mujer muy viajada, que de nuevo se va a subir a un avión para ir de país en país ayudando al desarrollo femenino.
Tiene una carrera brillante y dos hijos que ya vuelan solos, así que se quedarán en Madrid y la visitarán en Nueva York en vacaciones y otras fiestas de guardar. Tampoco su marido irá con ella en esta ocasión. "Siempre he tenido la suerte de trabajar en los temas que me interesaban, tanto como profesora en la universidad, como ahora en la ONU". Es la primera vez que una persona en España se encarga de gestionar un fondo de Naciones Unidas. En este caso, el fondo para la mujer, una satisfacción para Alberdi, que ha dedicado media vida al feminismo. "Cuando era estudiante ya formábamos los primeros grupos de mujeres, nos reuníamos, hablábamos de los libros que llegaban de Francia...". "El cambio que ha experimentado la mujer en España es un indicador fundamental para calibrar el cambio que ha dado el país. Y la prensa ha sido la gran aliada del feminismo".
Cuando ojea el menú, rechaza la lasaña porque, aunque está muy buena, no deja de ser de Italia, y ella prefiere algo "que suene más al Tercer Mundo". ¡Y con la que está cayendo en Italia! "Felizmente, lo de Berlusconi en España no podría pasar. Aquí a alguien se le ocurrió decir en la mayoría de edad de la Constitución que si fuera niña sería su puesta de largo y la que se montó...", recuerda.
Su actual puesto en la ONU, por el que recibió las felicitaciones públicas de Zapatero y Rajoy, es, dice, un premio a la política por la igualdad en España. Que recaiga en ella no es, sin embargo, una cuestión de cuotas. No las ha necesitado, pero las defiende. "Son eficaces. Las hay en Europa para no dejar fuera a ningún país, las hay en España para que estén representadas todas las autonomías. ¿Por qué siempre la que incomoda es la cuota para que esté la mujer?". Y vuelve a la comida, que más parece música: "No sé qué es la quinoa de Bolivia, pero suena bonito".
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