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Desde el Pacífico
Columna
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La vida sigue después de Windows XP

Aventuras y desventuras de un profesional en conflicto con su viejo ordenador, que procesa a la velocidad del caracol

EL ANUNCIO DE QUE Microsoft deja de vender XP a partir del 30 de junio, salvo para determinados soportes, pone a muchos en una situación extremadamente delicada. Vista sigue sin convencer mientras la capacidad de elección se abre. Los sistemas libres son menos complicados de usar y Mac empieza a ser adoptado por sectores significativos. Algún día la gente tendrá que escoger y la decisión se acerca.

Ahí va la historia de un profesional cuya vida depende de la calidad de las máquinas y de sus aplicaciones. Después de dos años de buenos servicios, su Dell XPS M1210 estaba tan cargada de programas y actualizaciones que procesaba más a velocidad de caracol que de guepardo. Reformatear la computadora le llevó a una serie de aventuras y desventuras de lo más comunes.

Decidí adoptar tres sistemas operativos, algo que no tenía en mente antes de escuchar los argumentos a favor de cada configuración.
El anuncio de que Microsoft deja de vender XP a partir del 30 de junio, salvo para los miniportátiles baratos, pone a muchos en una situación delicada

Una llamada al servicio de atención al cliente de Dell le permitió efectuar la operación en menos de una hora (sin contar la copia de seguridad de sus archivos en un disco duro externo). Todo se complicó, sin embargo, con las aplicaciones. Había recargado tantas veces Office 2003 que ya no pudo hacerlo más. Excelente oportunidad, pensó, para probar la versión libre y gratuita OpenOffice. El paquete es de gran calidad y ofrece funcionalidades practicamente idénticas. La dificultad, sin embargo, radica en adaptarse a maneras diferentes de hacer las mismas cosas. No quería perder demasiado tiempo y decidió comprar Office 2007. Grave error. Las mejorías con relación a la anterior son reales, pero "todo" funciona de manera diferente, así que, además de gastar dinero perdió el tiempo que quería preservar, y encima no funciona muy bien con XP. La cólera y la frustración aumentaron. En esto supo que Microsoft abandona XP (salvo para las PC ultra baratas, como la EeePC de Asus). Una máquina muy atractiva, como complemento. Al no encontrar argumentos a favor de Vista sufrió inicios de desesperación, hasta que contempló la posibilidad de cambiar de sistema. Antes, se dedicó a recopilar consejos. A falta de partidarios de Vista (hubiera deseado encontrar más, al menos por equilibrar discusión y reflexión), encontró excelentes argumentos a favor de Linux y Mac.

Sus necesidades no son estrafalarias. Trabaja mucho con el procesador de textos y el programa de presentaciones. Trata de poner cada vez más de su contenido en red, pero su producción es apenas una parte de su actividad. Así que decidió también tener en cuenta su ánimo. Aspira a estar lo menos posible en conflicto con su computadora, a trabajar a gusto. Considera que pasar de una aplicación a otra, de un sistema operativo a otro, puede ser positivo. Le ayuda a entender ciertas cosas. Le gusta iniciar un programa sin mirar cómo se debería utilizar. Se equivoca más de la cuenta y luego dedica tiempo a rectificar. Es parte del aprendizaje. Tiene, además, que experimentar programas y aplicaciones. Este usuario, no lo escondo más, es quien escribe.

De ahí la decisión de tener los tres sistemas operativos y de dejar de limitarme a Windows porque es el más usado. Una decisión ecuménica que no tenía en mente antes de escuchar los argumentos a favor de cada configuración. ¿Qué quiere decir en términos concretos? Varias soluciones son posibles. Decidí resevar el ordenador Dell para instalar Ubuntu que parece ser el sistema libre más sencillo. Una nueva versión está a punto de llegar, lo suficientemente amigable como para experimentarla de forma seria.

Además compré un MacBook negro desde el que escribo. Me gusta el objeto y su elegancia. No soy capaz todavía de hablar de sus cualidades y defectos. No sé si tiene la superioridad de la que hablan sus fans.

Transferir todos mis archivos sólo supuso conectar el disco duro externo al Mac. Teclado y pantalla externos (los mismos que utilizaba con mi PC) fueron reconocidos inmediatamente. Bajé agenda y direcciones desde Plaxo, que los almacena en línea. El hecho de tener cada vez más datos en red contribuye mucho a facilitar el cambio de sistema. Todo esto fue realmente sencillo. Ahora estoy dividido entre la excitación de experimentar un juguete nuevo y la dificultad de cambiar mis hábitos.

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