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Un lugar de honor para las víctimas

El Parlamento coloca en su entrada principal una gran escultura de Cristina Iglesias en cumplimiento de un compromiso adoptado en 2003

"El pueblo vasco nos coloca donde tenemos que estar", decía satisfecho el presidente de la asociación canaria de víctimas, Joaquín Vidal. "Que sea lugar y símbolo para el encuentro de todos", deseó mientras la artista Cristina Iglesias ante los representantes políticos, incluido el lehendakari, y las víctimas del terrorismo que asistieron ayer a la inauguración de Brújula de Medianoche, la escultura en su memoria que ha erigido a la entrada de la Cámara. La colocación de la obra responde a un mandato mandato parlamentario pendiente desde 2003.

Seis grandes paneles de celosía realizados con ladrillos de terracota que forman palabras configuran un pequeño laberinto, por cuyo interior se puede circular y permanecer y desde donde ayer sonó una txalaparta en honor a las víctimas. Se configura como "lugar de paso y encuentro, donde estar y donde pensar", en palabras de su autora, La ausencia de colectivos como Covite o la AVT, "no significa que las víctimas de esos grupos no quieran estar aquí, sino que sus dirigentes han decidido no estar", según el presidente de la asociación catalana, Santos Santamaría.

Santiago Moriche, presidente de la asociación extremeña y víctima de un atentado en Logroño en 1980, resaltó que "hay que aportar y no hacerles el feo [a las instituciones vascas]. Lo suyo es venir y no darles la espalda. Hay que dejar siempre una oportunidad".

Más distante se mostraba el vasco, aunque responsable de la asociación gallega, Eloy Ruiz Cortadi: "Vengo por no hacer un desaire, pero esto no pasa de ser un lavado de cara. Sigue habiendo calles con nombres de terroristas y alcaldes de ANV".

La presencia de Maite Pagazaurtundua quería ser "un estímulo para seguir avanzando, no ya en la memoria y el homenaje, sino en la acción política, sobre todo en la educación, para que se haga imposible adoctrinar a niños y jóvenes en el fanatismo ante nuestros propios ojos".

El periodista Gorka Landaburu, víctima de un atentado en 2001, quiso arrinconar los reproches, pero abundó en la idea de que queda mucho por hacer. Aún hay, destacó, "impunidad en muchos pueblos de Euskadi, donde se trata mejor a los verdugos que a las víctimas" y a los "cientos de amenazados que viven escoltados".

La presidenta de la Cámara, Izaskun Bilbao, cerró el acto resaltando su voluntad de "deshacer equívocos". "Sois de los nuestros, sois nuestras víctimas", les dijo a los asistentes.

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