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Jaque de la sequía a la tierra batida

Los clubes de tenis piden conectarse al freático para evitar el destrozo de las pistas por falta de riego

Las estaciones de esquí se han pasado el invierno rezando para que nevara y ahora los clubes de tenis le han tomado el testigo mirando al cielo. El decreto contra la sequía prohíbe regar cualquier instalación deportiva a riesgo de sanciones severas, de hasta 3.000 euros. Y los clubes empiezan a sufrir. La falta de agua no suele ser un problema grave en invierno pero las pistas de tierra, a partir de ahora, pueden resultar muy dañadas si no se las riega. Muchos clubes han solicitado conectarse al freático (agua no potable) y ya proyectan depósitos de agua de lluvia, como el Laietà, para no perder ni una gota que caiga del cielo.

Muchos clubes de Baleares y Valencia riegan las pistas con agua de mar

La Federación Catalana de Tenis sostiene que los clubes municipales pedirán a la Agencia Catalana del Agua (ACA) a través de sus ayuntamientos tomar agua del subsuelo. Ahora falta ver si tienen cerca un pozo próximo para realizar la conexión. Pero los privados lo tienen peor porque deberán financiar el elevado coste del traslado del gua mediante camiones cubas para almacenarla después en piscinas o depósitos fluviales. Faltará saber si habrá agua para todos. "Habrá que estudiar las peticiones", dijo una fuente del ACA.

La cuestión no es baladí porque de octubre a abril una pista, sin agua, puede resistir, como ahora, con la humedad. El problema empieza en primavera y se agudiza en verano. En julio y agosto, cada pista necesita una media de entre 7.000 y 8.000 litros de agua, repartidos en dos riegos, uno al mediodía y otro por la noche, más los cinco o seis entre partido y partido. Ése es el cálculo que hace Andreu Puigcerver, de la empresa Ibesport, que construyó las pistas de tierra sobre las que España jugó la final de la Copa Davis en 2000 y 2004. "Cuando no se riega una pista se cuartea. El árido se seca y la tierra se convierte en una especie de arena resbaladiza", dice Puigcerver, experto en este tipo de superficie. Y avisa de que basta una semana sin agua para que una pista en verano acabe destrozada.

Puigcerver propone esta fórmula: recurrir al agua de mar. Esa alternativa la utilizan muchos clubes en Valencia, Andalucía y Baleares para no malgastar el agua potable porque, al fin y al cabo, las pistas no las necesitan. "El agua salada no las estropea. Sólo al cabo de unos meses aparece una fina capa de sal que no le va mal a la tierra porque, como en las salinas, mantiene la humedad", asegura. Esa solución sería óptima para los clubes a pie de playa pero, al menos en Barcelona, no los hay. Y algo más: las empresas que fletan camiones cuba se niegan a transportar agua de mar porque dice que daña sus contenedores. En esa tesitura, los clubes están acelerando sus planes de choque. El Tenis Barcelona, a punto de celebrar el Godó, no tiene ese problema porque, como explica el gerente Carlos Mercè, dispone de pozo propio. El Laietà, por ejemplo, ha solicitado la conexión al freático y ha contratado camiones cuba para depositar el agua freática. Y prevén iniciar en septiembre las obras de un depósito fluvial para no perder una gota de agua del cielo. "Es un problema que tenemos que afrontar entre todos", dice Miquel Sambola, director del Laietà.

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