Ocasión perdida
El recién nacido festival Mantra no saldó con buena nota su primer envite. Sólo unas 100 personas se acercaron en la noche del viernes hasta el Auditori barcelonés para escuchar al músico indio Shubhendra Rao. La sala Oriol Martorell ofrecía un aspecto desangelado que, con toda seguridad, no contribuyó en nada a que la música alcanzara todo el calor que insinuaba.
Probablemente, el certamen no ha sabido transmitir al público el auténtico significado de su propuesta. Palabras excesivamente esotéricas sobre el sentido de la vida o el mundo trascendental o, aún peor, postulándose como el único antídoto para suplir esas carencias no eran como para animar al personal y escondían una oferta musical que, sin ser excepcional, merecería un poco más de atención.
FESTIVAL MANTRA
Shubhendra Rao Trio. Auditori, 4 de abril.
En la noche del viernes el programa se centraba en una propuesta de música india a medio camino entre la tradición y una modernidad muy bien asumida. En las notas al concierto se hablaba de "una experiencia que sumerge a la audiencia en un viaje de introspección y resonancias". Si se trataba de eso, entonces no hubo para tanto (una vez más las palabras traicionaron a los promotores), aunque musicalmente el concierto fue realmente atractivo.
Shubhendra Rao es un gran intérprete de sitar, discípulo del gran Ravi Shankar, y en sus más recientes trabajos ha iniciado un acercamiento entre culturas al incorporar el violonchelo de su esposa, Saskia Rao-de Hass. En su actuación en el Auditori ese acercamiento fue más estético que musical ya que el violonchelo intentó en todo momento, por sonoridad y afinación, acercarse a los postulados de la tradición india.
La mezcla entre la explosión sonora del sitar y la sonoridad más lúgubre del violonchelo resultó curiosa pero el excesivo respeto impidió una confrontación sonora que podría haber sido sumamente enriquecedora. O tal vez fuera la frialdad del ambiente la que no permitió a los intérpretes desmelenarse con libertad.
Fue un concierto contenido y bonito, cargado de sugerencias más insinuadas que materializadas. Una ocasión perdida por la poca respuesta del público barcelonés.
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