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Cataluña necesita al menos el 20% más de antenas móviles

Gobernación y Localret buscan el consenso social ante el rechazo

Cataluña, que cuenta ya con 4,2 millones de líneas de telefonía móvil, necesitará instalar más polémicas antenas si no quiere tener problemas de cobertura. No lo dicen sólo las operadoras. Lo dicen ahora el Gobierno catalán y los ayuntamientos, que exploran cómo generar consenso social sobre unas instalaciones que se han convertido en algo parecido a las cárceles o los vertederos: todo el mundo los necesita, pero nadie los quiere cerca.

Hoy existen cerca de 4.000 antenas en Cataluña. Según las estimaciones del consorcio de ayuntamientos Localret, como mínimo se requerirá en los próximos años instalar el 20% más. Eso, si la demanda crece a paso de tortuga; si se dispara, pueden tener que llegar a duplicarse. La telefonía de tercera generación, que permite ofrecer nuevos servicios a través del móvil, explica esta necesidad. "El paso a la tercera generación requerirá poner muchas más. En las zonas rurales, para que haya cobertura. Pero en los grandes núcleos urbanos también, para que se pueda gestionar el tráfico creciente", explica Jordi Llobet, director general de Localret.

El Centro de Investigación en la Gobernanza del Riesgo de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) alerta en un estudio pagado por Gobernación de un "riesgo principal" si se frenan las antenas: que haya "una fractura digital, o territorios sin servicio por falta de infraestrucutras. Este hecho es negativo a nivel personal, pero también afecta a la competitividad de las empresas".

El último episodio de rechazo vecinal ha tenido lugar en el barrio de Nova Lloreda, en Badalona (Barcelonès); pero según el Colegio de Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones, las trabas se dan en una veintena de ciudades, incluida Barcelona.

"La implantación desordenada, estilo far west, que en ocasiones han practicado los operadores ha enrocado muchas situaciones. Necesitamos más antenas, pero debemos hacer las cosas bien", subraya Jordi Bosch, secretario de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, partidario de que operadores, vecinos y administraciones se sienten juntos para abordar cada nueva implantación. Localret ha editado un código de buenas prácticas que facilita las cosas e impulsa un acuerdo entre partidos para que las antenas no sean un arma electoral. "Debemos aprender a generar confianza. La normativa catalana es más estricta que la española y que la europea", enfatiza Pere Navarro, alcalde de Terrassa y presidente de Localret.

Los estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no arrojan "ninguna evidencia científica de que las antenas impliquen riesgos para la salud", recuerda la investigadora Anna Garcia Hom, del centro de investigación de la UOC y la UAB.

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