La prole de Ken
El alcalde de Londres desvela ser el padre de cinco hijos, de tres relaciones, cuando la prensa indagaba en su vida
Aunque Ken Livingstone ejerce como alcalde de Londres desde hace ocho años, hasta esta misma semana sus conciudadanos no han sabido que es padre de una prole de cinco hijos, habidos de tres relaciones diferentes. A lo largo de dos mandatos, el máximo responsable del Ayuntamiento londinense ha intentado ceñirse a su máxima de que "lo que ocurre en mi vida privada sólo me concierne a mí", pero el fisgoneo de la prensa en sus asuntos personales le ha obligado a adelantarse y a confirmar él mismo la existencia de sus tres vástagos mayores, desconocida públicamente.
Los dos hijos pequeños del regidor, Mia y Thomas, fruto de su actual unión con Emma Beale, sí han sido retratados en varias ocasiones en compañía de su padre.
Durante dos mandatos ha defendido su privacidad
"En esta ciudad nadie se escandaliza por lo que hacen los adultos"
En plena y reñida campaña para las municipales del 1 de mayo, en las que puede perder la llave del Ayuntamiento, Livingstone ha intentado subrayar que los detalles relativos a su descendencia no constituían ningún secreto para las únicas personas a las que cree que concierne. Ése es un matiz electoral importante, porque los sondeos indican que uno de sus puntos débiles es la escasa confianza que muestran los votantes en su honestidad. "Hay una diferencia entre privacidad y secretismo", se ha defendido el alcalde, convencido de que "en esta ciudad nadie se escandaliza por lo que hacen los adultos, mientras no se involucre a niños, animales o plantas". Con esa declaración, Livingstone alude implícitamente a sus dos principales rivales, con quienes cree compartir la idea de que, incluso los políticos, tienen el derecho "de vivir a su manera, siempre que no se metan con nadie".
La condición de favorito del conservador Boris Jonson -padre de cuatro hijos- viene a demostrar que a los londinenses poco les importan las dos relaciones extraconyugales que ha mantenido con sendas periodistas ni la admisión de que consumía drogas durante sus años universitarios. Ni que el tercero en disputa, el liberaldemócrata Brian Paddick, estuviera casado cinco años antes de revelar su homosexualidad.
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