Ilyasova se queda solo en Tel Aviv

Para ganar en Tel Aviv, como en otras muchas canchas europeas, es preciso poner en práctica un juego audaz, decidido y con unos porcentajes de acierto cuanto menos notables. Muchos de los atributos que le faltan al Axa Barcelona, que perdió una ocasión de oro para adelantarse en la serie de cuartos de la Euroliga porque el Maccabi no estuvo del todo fino y evidenció lagunas. Varias veces pudo adelantarse el Barça y poner tierra de por medio, pero cuando no fallaba una cosa, fallaba otra. A lo más que llegó fue a empatar a 57 y a situarse a tiro de piedra varias veces (73-69, la última). Pero el Maccabi controló porque, Ilyasova al margen y un poco Kasun, nadie más le inquietó. De la batería exterior, sólo Basile amenazó al Maccabi.

En cambio, el Barça sudó tinta en el primer periodo. Nadie frenó a Terence Morris, el estilete del Maccabi. Se mueve como un lince en la zona. Es certero a la hora de situarse en el lugar adecuado para recibir los pases del base Bynum o de un pívot como Vujcic, con una excelente mano para asistir a sus compañeros. Y es muy capaz de abrirse para buscar el lanzamiento desde los cuatro o cinco metros. Es un prototipo de jugador muy apreciado en Tel Aviv, donde ya en su día disfrutaron de pívots con un tipo de juego similar como Maceo Baston. Ilyasova sufrió para contrarrestar la efectividad de Morris. Pascual intentó darle un respiro al joven pívot turco y le pasó el encargo a Vázquez, que no mejoró a su compañero. El cambio de marcajes provocó otro desajuste, el consiguiente emparejamiento de Ilyasova con el uruguayo Batista, el típico fortachón que hace valer su tremenda capacidad física.

Así las cosas, y dejado de la mano de sus tiradores, el Barcelona, sufrió para mantenerse en el partido (50-32). La reacción llegó de la mano de Ilyasova, del rebote defensivo y del radical cambio en el ritmo de juego, mucho más rápido a partir del tercer cuarto. Se abrió la veda de los triples. Morris sumó su tercera falta y tuvo que ser dosificado. Ilyasova lo agradeció. Se convirtió en el amo, capturando rebotes, hinchándose a triples. El Barça soñó por momentos, pero nadie secundó a Ilyasova.