Escenas de matrimonio
El tipo disfrazado de la Pantera Rosa es el productor musical más requerido en España en los últimos tiempos. La muñeca destroy de al lado, lo más parecido a una musa alternativa que ha tenido nuestro cine reciente. No tienen nada que ver el uno con el otro. Y, sin embargo, se necesitan. Hace diez años el destino quiso que Najwa Nimri y Carlos Jean sumaran sus apellidos y talentos para firmar No blood, el único disco memorable de trip-hop perpetrado en nuestra geografía. Después, dos bandas sonoras conjuntas para el director de cine Daniel Calparsoro (por entonces novio de Najwa Nimri) y una ruptura. Y tres discos cada uno en solitario.
Najwa, liberando su propia voz. Jean, explorando sonidos comerciales. Pero ninguno que haya generado el culto de aquel inesperado debut. No temen esconderlo, en Till it breaks buscan esa sintonía irrepetible sumando un nuevo factor: la experiencia. Ahora ambos manejan el directo y por eso han querido grabar de una manera física, en tomas únicas junto a una banda de experimentados músicos. El resultado, canciones de corte británico (del nuevo brit-rock a la melosidad del grupo que obsesiona a Jean, Coldplay) tamizadas por la voz susurrante de Najwa.
"Al trabajar juntos de nuevo tenía que embaucarla, sacar todo mi potencial varonil. Era mi manera de decirle: 'Tronca, eres la mejor y estás trabajando con el mejor" (Carlos Jean)
"No oíamos a Portishead, como se pueda pensar. Éramos más españoles, más 'bakalas'. No nos fijábamos en los demás, sino que nos poníamos a prueba a nosotros mismos" (Najwa Nimri)
Confiesan que cuando trabajan juntos se genera una energía casi sexual. Tanto, que cualquier entrevista deriva fácilmente en algo parecido a una discusión de pareja, aunque su affaire sea sólo artístico.
CARLOS JEAN. Cuando decidimos volver a trabajar juntos yo sabía que tenía que embaucarla, que tenía que mostrar todo mi potencial varonil y sonoro a los mandos del estudio para que ella hiciera ¡pfffummm! y sacara todo lo que lleva dentro. Era mi manera de decirle: "Tronca, tú eres la mejor, y estás trabajando con el mejor".
NAJWA NIMRI. Ah [dice entre irónica y complacida], está bien eso? Mira, tú lo primero que nos tienes que preguntar es lo que pregunta todo el mundo: ¿Quién llamó primero? Fui yo. O sea, que él me embaucó después.
EP3. Vale. ¿Por qué decidiste llamar a Carlos Jean para trabajar juntos de nuevo?
C. J. Quien levantó la liebre fue Daniel Calparsoro.
N. N. Sí, Dani y Carlos estaban preparando la banda sonora de Ausentes (2005), ya sin mí. Yo llamé a Dani y coincidió que estaban juntos. Y me dijo: "Espera, que te paso con un amigo".
C. J. Por entonces ya hacía tiempo que no nos dirigíamos la palabra. Y, lo típico, quedamos en llamarnos y dijimos que a ver si hacíamos algo otra vez juntos.
N. N. Y cuando acabé la gira de Walkabout (2006) estaba harta de todo, sacar adelante los directos era un horror, había tenido complicaciones con una representante y tenía achicharrados a mis músicos. Y no paraba de pensar: "Joder, qué ganas tengo de hacer un disco en el que me pueda centrar en la música y en nada más. Voy a llamar a Carlos" (risas). Y fue quedar y empezamos a hacer música, tal cual, como la primera vez que nos vimos.
EP3. ¿Pero por qué rompisteis?
C. J. Lo importante de No blood es que sobraba todo menos la música. No hacía falta nuestra imagen ni videoclips. Bastaba con el disco. No hicimos ni promo, sólo la portada de El País de las Tentaciones.
N. N. Tampoco hacíamos directos. Y eso que nos pidieron todo: Benicàssim, actuar en el Guggenheim, en la tele... Se creó un revuelo brutal. Y notamos la presión. La notamos tanto, que nos separamos. Además, a éste le llamó todo dios después de ese disco para trabajar con él. Hasta habíamos empezado a trabajar en el segundo disco, que sonaba de la hostia, pero de repente Carlos me empezó a dar un horario, porque siempre estaba liado con otras cosas. Y yo dije: "¿Sí? Pues curra con tu madre", con perdón.
EP3. ¿No os habíais vuelto a ver desde entonces?
C. J. Yo fui a verla actuar en directo.
N. N. En mi primer concierto, el peor.
C. J. Pero a mí me hizo ilusión verte, y a ti también. Ahí estábamos más cabreados que nunca. Pero te pudo la cara. Yo me quedé luego más tranquilo, porque no entendía el cabreo. Yo te decía: "Pero es que yo soy productor, yo estoy produciendo". Tenía que ganarme la vida, no cobraba de otra cosa. Esta cabrona hacía películas y cobraba no sé cuántos kilos por hacer un papel.
N. N. Yo ahora lo entiendo también.
C. J. Yo no cobraba un duro. Y dije: "Joder, voy a hacer un disco". Porque con Najwajean no gané nada: no tocábamos y con la venta de 10.000 discos no comes. Si ahora, 50.000 copias, guay. Y, aparte, si te llama Miguel Bosé porque quiere trabajar contigo, ¿cómo decir que no a un pavo que ha vendido tantos discos y que lleva diez años sin trabajar con un productor español?
N. N. También nos llamó como Najwajean para ir al programa Séptimo de Caballería y no fuimos. Pero es que llamaba Miguel Bosé y éste flipaba. Y yo le decía, "¿a mí qué me importan Bosé, Marta Sánchez o Ana Torroja? A mí toda esta gente que produces me importa un bledo".
C. J. Ella lo quería todo.
N. N. No. Yo quería un grupo, yo no quería nada más que hacer música. Ahora sé que él estaba haciendo su camino y yo el mío. ¿Pero entonces? Yo era pura ira.
C. J. Hoy no tememos discutir y decir cada uno lo que nos dé la gana delante de quien sea. Sabemos perfectamente que nuestro cimiento está aquí (señala el disco). Y tampoco tenemos que ir de "uaoh, qué de puta madre son los Najwajean, que salen de marcha juntos y tal". Pues no, nada de nada. Hacemos cada uno nuestra vida y nos reímos juntos mogollón, tanto como discutimos.
La historia de Najwajean viene precedida de felices coincidencias. Cuando Najwa Nimri, hija de un jordano y de una navarra, dejó Getxo por Madrid a principios de los noventa quería ser cantante. Pero su novio de entonces, Igor Fioravanti, un aspirante a director de cine, le dijo "tú eres una peliculera, tú tienes que ser actriz", y la apuntó a la escuela de William Layton. Al poco, conoció a través de un amigo de la escuela a Carlos Galán, capo del floreciente sello Subterfuge, que la escuchó cantar a capella en una fiesta. Sus colegas del grupo de soul Respect necesitaban una corista y les recomendó a Najwa, que dejó de trabajar en una pizzería para ejecutar versiones de Aretha Franklin "200 octavas por encima de mi tono". Al poco, llegó Salto al vacío (1995), de Daniel Carparsoro, y con ella el arranque accidental de una sólida carrera cinematográfica. Carlos Jean, hijo de un haitiano y una gallega, curraba en un McDonald's y ahorraba para adquirir la tecnología necesaria con que producir música. "Una vez, incluso me llegué a disfrazar de bailarina en un concurso de carnaval para comprar con el premio un teclado". Había crecido expulsado de colegio en colegio e internado cada verano, creando sus propios instrumentos y miniremixes de éxitos de turno, como La puerta de Alcalá, con un Casiotone?. Ejerció de animador de discotecas de pueblo para una marca de alcohol, "tipo mc y bailarín, subido al escenario, algo que me vino genial años después, cuando hice mis primeros conciertos en solitario", y al poco tomó la cabina. Empezó a pinchar. Tras un par de producciones caseras, llegó el momento de Najwajean. Y se desató la fiebre entre los artistas: todos querían aplicar el sonido expansivo conseguido por Jean en sus canciones. Hoy su catálogo incluye nombres tan dispares como Alejandro Sanz, OBK, Fangoria, Bebe, Enrique Morente, Nena Daconte, Presuntos Implicados, Hevia o la versión de Sevilla de Miguel Bosé interpretada por Rocío Jurado y Raphael. Él mismo ha llegado a definirse como "un superhéroe ecléctico". Carlos Galán, de Subterfuge, conoció a Carlos Jean en una de las reuniones habituales de Warner Chappell, en un bar muy cercano a la sede de la editorial musical en Madrid, "un día se vino Najwa conmigo y los presenté". Aunque la artista cuenta otra versión que alimenta el mito.
EP3. ¿Cómo nació Najwajean?
N. N. Pues fue muy gracioso. Fui a La katarsis del tomatazo, de la sala Mirador de Madrid, porque me dijeron que a Juan Diego Botto y a otros actores les tiraban tomates. Y yo me preguntaba: "¿Cómo un actor se puede poner ahí para que le tiren tomates" Esto tiene que ser la leche?. Total, que fui sola, un poco borrachilla, y me encontré con Carlos Subterfuge. Y le dije: "Carlos, ¿sabes lo que está ahora de moda? El hip-hop. Yo lo que quiero es hacer hip-hop, tronco". Y me respondió: "No, tía, trip-hop, conozco al menda perfecto". A lo que dije: "Trip-hop, ale-hop, lo que tú digas (risas). Pero llámale, porque estoy hasta aquí de actuar con una banda de 200 músicos, de pósteres de tías en bolas y de imitar a Aretha Franklin". Una semana más tarde, me acompaña a un piso en Arturo Soria donde este hombre [por Carlos Jean] vive con toda su familia, en una pequeña habitación con una ventanita que daba a un arbolito y aparatos amontonados. Toc-toc. Entramos y está el gran Carlos Jean que había puesto en una banquetita unos mejilloncitos, unas olivas y unas birrillas. Y dije: "Éste es mi hombre" [el productor se parte de risa]. Me enterneció mogollón. Y empezamos a currar.
EP3. ¿Erais conscientes entonces de estar facturando la versión ibérica de grupos como Massive Attack o Portishead?
N. N. Nosotros no oíamos a Portishead, como se pueda pensar. Éramos mucho más españoles, mucho más bakalas.
C. J. Nos debemos a grupos como Leftfield, Su disco Leftism nos marcó mogollón.
N. N. Aunque a mí también me gustaba Tricky. No me siento culpable de lo que he escuchado, no me estoy justificando. En realidad estábamos probándonos a nosotros mismos, no fijándonos en lo que hacían los demás.
EP3. Y ahora mismo, ¿qué música os engancha?
N. N. A mí, White chalk, de PJ Harvey, o In rainbows, de Radiohead. Ambos me parecen la prueba de que hay una luz al final del túnel, de que un artista puede firmar su mejor disco después de muchos años de carrera. Y David Sylvian y Frank Zappa. Venía hacia aquí escuchando su disco Hot Rats [y saca su iPhone para atestiguarlo].
C. J. [Resignado] Yo no tengo tiempo de escuchar música, porque estoy todo el puto día escuchándola por trabajo y acabo hasta las narices de ella. Pero soy tan fan de Coldplay que los escucho constantemente. Es mi grupo. Su próximo disco lo han titulado Viva la vida, así, en castellano. Con eso te lo digo todo. Seguro que es absolutamente genial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.