El Valencia asalta el Bernabéu
El conjunto de Koeman aprovecha la inercia de la Copa para ganar a un Madrid muy dependiente de Guti y Raúl
Es la grandeza del fútbol. De pronto, la vida le cambia a un equipo que se despeñaba. Renace y da dos campanadas en tres días. El Valencia aprovechó la inercia que traía de la Copa para ganar al Madrid con un poco de fortuna, otro cuarto de la clase de Silva y Villa y una noche pletórica de Hildebrand, que falla en los partidos triviales y triunfa en los grandes escenarios: el Camp Nou o el Bernabéu. Por mucho que Schuster se empeñe en mirar a otro lado, el Madrid está en crisis. Desencantado Casillas, ha descubierto sus vergüenzas. Cannavaro acumuló unas cuantas. Erró en los dos últimos goles. Atropelló a Silva en el penalti que marcó Villa y se echó al suelo cuando Arizmendi se disponía a anotar el gol de su vida. El mismo que se comió Casillas, que se desentendió de su palo en el peor momento. Justo cuando el Valencia daba síntomas de agotamiento y el Madrid embestía hacia la victoria, justo entonces, se derrumbó Cannavaro. Y con él un Madrid demasiado dependiente de Guti y Raúl. El club blanco se ha gastado una fortuna, pero al final todo pasa por estos dos jugadores. A Gago le falta autoridad, Sneijder está ausente y Baptista ha sido sentenciado. ¿Qué queda? Alguna virguería de Robinho, la genialidad de Guti y el empeño insobornable de Raúl, que marcó dos goles y despertó los cánticos del Bernabéu contra Luis.
REAL MADRID 2 - VALENCIA 3
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Marcelo; Sneijder, Gago, Guti, Baptista (Robben, m. 63); Robinho (Higuaín, m. 77) y Raúl. No utilizados: Dudek; Diarra, Soldado, Drenthe y Heinze.
Valencia: Hildebrand; Miguel, Albiol, Marchena (Helguera, m. 31), Caneira; Arizmendi, Maduro, Banega (Baraja, m. 64), Silva, Mata (Morientes, m. 65 ); y Villa. No utilizados: Mora; Sunny, Joaquín y Alexis.
Goles: 0-1. M. 32. Villa encara a Casillas y le supera. 1-1. M. 35. Cabezazo de Raúl. 2-1. M. 56. Raúl, a pase de Guti. 2-2. M. 67. Villa, de penalti. 2-3. M. 88. Arizmendi salva a Cannavaro y bate a Casillas por su palo.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Marchena, Pepe y Marcelo.
Unos 65.000 espectadores en el Bernabéu.
Arizmendi halló la colaboración de Cannavaro y Casillas para hacer el 2-3
Desacomplejado tras noquear al Barça, el Valencia se volcó hacia su izquierda para bailar al Madrid. Eligió esa banda no por la vulnerabilidad de Sergio Ramos, sino por la querencia de dos de sus zurdos, Mata y Silva, y uno de sus diestros, Villa. Entre los tres consiguieron lo que se propusieron: salvar la línea defensiva con cierta asiduidad. Silva fue muy superior a cualquiera en esa zona, como Sneijder, y por ahí el cuadro de Koeman asumió la iniciativa. La que tomó Silva cuando, en una alocada salida de la zaga madridista tras un córner, vio solo a Villa, que entraba por el centro. El Guaje, que ha despertado muy tarde, encaró a Casillas y lo salvó con suavidad, con un ligero toque picado a la izquierda del portero.
Bien apuntalado por Maduro, el Valencia se defendió cómodamente hasta que Raúl sacó un gol de donde no parecía que hubiera más que un centro a la olla de Robinho. Pero Raúl ya había ganado la posición a Helguera y, entre sus protestas reclamando un empujón, cabeceó con potencia sin que a Hildebrand le diera tiempo a pestañear. Una vez más, Raúl aprovechó la coyuntura: Marchena, conmocionado por un bombazo de falta de Guti, había salido del campo y Helguera, que no es tan buen cabeceador, acababa de entrar.
Al Madrid, sin embargo, le faltó fluidez. A pesar de que Schuster había sacrificado a Diarra y optado por Gago y Guti como generadores del juego. Con idénticos resultados. Gago naufragó ante su sucesor en Boca, Banegas. Y Baptista nunca enganchó con Raúl. Le falta calidad y le sobran sospechas de la grada, que lo mira con malos ojos.
Aun así, entre Helguera y Caneira había un pequeño hueco. Entre el lateral izquierdo y el central de ese lado había un túnel imaginario. Adivinen quién lo descubrió. La eterna pareja, claro. Uno, Guti, con el toque y el otro, Raúl, con el desmarque y el disparo pegado al palo. El Valencia acusó el golpe. Estuvo noqueado hasta que Koeman reaccionó con dos cambios. Entraron Morientes, ovacionado por el Bernabéu, y Baraja, el héroe frente al Barça. Tardó un instante en empatar. Cuando controló el balón en el área, Silva estaba de espaldas a la portería, rodeado de defensas y sin ninguna opción. O eso parecía hasta que Cannavaro se lo quitó de encima con un empujón. El penalti lo transformó Villa suave y al lado contrario al que se lanzó Casillas.
El partido se rompió. El Valencia bajó físicamente y Sneijder recobró la visibilidad en los lanzamientos enroscados de falta. Tras uno, Higuaín remató a bocajarro a Hildebrand que, desde el suelo, detuvo el balón. Más por empuje que por otra cosa, el cuadro de Schuster encajonó a su rival. Higuaín envió al palo y Raúl aplaudía a una hinchada cada vez más encendida. Parecía muerto el Valencia, que habría firmado el empate. Pero apareció Arizmendi, que recibió de Miguel en uno de esos viajes en solitario que debe emprender cuando el equipo no le acompaña. La falta de colaboración de los suyos la encontró en sus rivales. Cannavaro se echó al suelo cuando sólo tenía que tocar el balón y penetrar por el extremo. Y Casillas descuidó su palo dando por sentado que enviaría la pelota al centro. Arizmendi, que había desentonado en el ataque y no se había estrenado como valencianista, fue quien atrapó ese instante de lucidez.
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