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Un detenido por el disparo a un policía en Benidorm

La Policía Nacional detuvo el sábado por la tarde, para interrogarlo, a un hombre sospechoso de tener alguna relación con el ataque con arma de fuego en la madrugada del mismo día en Benidorm a un agente, que resultó herido. La agresión se produjo mientras los agentes patrullaban por una zona frecuentada por vendedores de droga. Fuentes de la investigación aclararon ayer que el sospechoso no está aún acusado de ningún delito y que se sigue trabajando para esclarecer la agresión. El sospechoso se presentó el mismo sábado en el hospital comarcal de La Marina Baixa, en La Vila Joiosa, en mal estado y con síntomas de haber consumido sustancias estupefacientes.

La investigación analiza, igualmente, la posible vinculación de varias personas más con esta agresión a un agente de la Policía Nacional, según insistieron ayer las mismas fuentes.

La agresión se produjo a las cuatro de la mañana del sábado, durante un control rutinario en las inmediaciones de un restaurante abandonado llamado El Molino, en la avenida Comunidad Valenciana de Benidorm, cuando los dos agentes que patrullaban pidieron a dos sospechosos que se identificaran. Uno de los individuos disparó contra uno de los agentes, al que hirió en una costilla. El agente está fuera de peligro.

El restaurante abandonado donde dos delincuentes dispararon al agente es frecuentada por vendedores de sustancias estupefacientes, según explican diversas fuentes policiales. Está cerca de la salida de Benidorm en dirección a la vecina localidad de Altea, próximo a un área de discotecas. El punto es conflictivo y colinda con la zona del Racó de L'Oix, donde una de las principales preocupaciones de las autoridades locales son los robos a turistas, y con la partida de Armanello, donde la paralización de un plan parcial ha contribuido a la degradación de la zona y ha hecho que algunas de las casas vacías hayan sido ocupadas ilegalmente. El plan parcial se proyectó a principios de esta década para construir torres de edificios, pero está paralizado y la zona y su futuro, en punto muerto. El Ayuntamiento ha derribado algunas de esta casas abandonadas, pero otras siguen estando ocupadas por distintos colectivos: desde familias de etnia gitana con niños a inmigrantes sin papeles. En la zona se vende chatarra, droga al menudeo y hay en general, delincuencia de "poca monta", explicaba ayer una fuente policial.

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