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ESTA SEMANA
Columna
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Griñán

Quiera o no, José Antonio Griñán está llamado a jugar un mayor protagonismo en esta legislatura en la que se ha de alcanzar un acuerdo para un nuevo sistema de financiación autonómica. Ya en el anterior mandato, Andalucía fue la única que hizo una propuesta en tal sentido, aunque más tarde tuvo que guardarla en un cajón a la espera de un momento más propicio, como el actual, en el que se abre este proceso cargado de incertidumbres. Las prisas vienen de la Generalitat, obligada a establecer un modelo diferente tal y como lo marca su propio Estatuto. Conforme al mismo, los catalanes exigen que se negocie cuanto antes de forma bilateral, entre el Gobierno central y el Ejecutivo de José Montilla, pero todos sabemos que sólo habrá un nuevo sistema si éste cuenta con la aprobación del Consejo de Política Fiscal y Financiera en el que están representadas todas las comunidades.

Y es aquí en donde, una vez más, tropiezan con Andalucía. Para ir preparando el terreno, comienzan a filtrar que Zapatero ha aceptado la fórmula de Chaves para incrementar la partida correspondiente al Fondo de Compensación Interterritorial con un reparto del que se beneficia, en especial, la comunidad andaluza. Incluso aseguran que se han establecido los primeros contactos entre el conseller de Economía, Antoni Castells, y Griñán para tratar de consensuar posturas ante las negociaciones que iniciarán próximamente. Ya en su día intentó también Maragall atraer a Andalucía a sus tesis pero sin éxito alguno. No hay confirmación sobre la existencia de estas últimas conversaciones, pero sabido es que el consejero andaluz mantiene escasa sintonía personal con su colega catalán, quien, por si acaso, advierte de la posibilidad de buscar aliados alternativos como pueden ser las comunidades de Madrid y Valencia, a pesar de estar gobernadas por el PP. La posición de fuerza es tal que el mismo Castell advierte de que los diputados del PSC en Madrid "harán lo que se decida en Cataluña". Para que se vayan enterando en La Moncloa y en Ferraz.

Frente a esta amenaza cierta, hay que estar preparados para todo ya que Andalucía, de nuevo, puede que desempeñe un papel crucial toda vez que, además, sus rivales van a sacar a pasear el espantajo de la solidaridad para tratar de callar bocas. Pero Griñán, a pesar de su afán de pasar desapercibido, no es de los que se arrugan y si bien en Barcelona no hacen más que enseñar músculo con sus diputados, aunque no tengan grupo propio en el Congreso, aquí tampoco consentiremos que nos avasallen, por lo que los andaluces deberemos jugar mejor que nunca nuestras bazas con tal de no salir mal parados de este envite. Para ello, no sólo se requiere a un Griñán voluntarioso sino revestido de la máxima autoridad política posible. Chaves sabrá cómo hacerlo, pero, además, se reclama inteligencia y fortaleza para acudir a una cita en la que Andalucía tiene que ir mirando a la cara a los demás, sin complejos, hablándoles de tú a tú a todos y con el sentido propio del equilibrio y el reparto de riquezas que siempre ha caracterizado a esta tierra.

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