El nadador más rápido del mundo
El francés Bernard rompe dos veces en dos días el récord del mundo de los 100m libre
Alain Bernard tiene envergadura de jugador de baloncesto, pero es el hombre más rápido del mundo en una piscina. Lo ha demostrado por dos veces en los Europeos de Eindhoven; pulverizó el viernes el récord mundial de los 100m libre en manos del local Van den Hoogenband (bajó de 47,84s a 47,6s) y ayer lo volvió a romper para dejar el crono en 47,50s. Sólo tres hombres han bajado de 48s en la historia: Van den Hoogenband, Bernard y el sueco Nystrand.
La imagen de este chicarrón de casi dos metros de estatura y 84 kilos, con unos brazos musculados como los de un luchador, sentado sobre las boyas que separan las calles golpeando con los puños el agua lo decía todo. Más rabia que sorpresa. A los 24 años, Bernard se ha ganado con su proeza un hueco entre los grandes de la natación mundial, como su compatriota Laure Manaudou, la gran estrella de la delegación francesa, la mujer que le ha tenido que dejar paso esta vez. "Gigantesco", titulaba L'Equipe su primera hazaña. Para lo que hizo ayer se acaban las palabras. Baste con decir que llegó solo, a un cuerpo de distancia de sus perseguidores en una prueba en la que, como en el atletismo, es habitual tener que recurrir a la photo-finish. Más aún, Bernard ha tardado sólo un día en conseguir su segundo récord del mundo, cuando habían pasado casi ocho años desde que Van den Hoogenband estableciera su marca en la piscina olímpica de Sidney y, salvo un efímero reinado del australiano Klim, seis más desde que el holandés volador arrebatara la hegemonía al ruso Popov (48,21s en 1994).
Por eso es aún más llamativo lo que ha conseguido este nadador, entrenado en Marsella por Denis Auguin y que en los Mundiales del año pasado fue relegado al papel de relevista. Y eso que no era ningún desconocido y anunciaba desde hace meses su salto a la grandeza. Más por sus marcas que por sus medallas. Su progresión es asombrosa: en 2006 hizo los 100m en 49,22s y al año siguiente bajó más de un segundo su marca hasta los 48,12s, un verdadero "marcón". Pero no logró meterse entre los ocho mejores en los últimos Mundiales.
A pesar de lo llamativo de su envergadura, no es raro ver nadadores de dos metros de altura. "Lo raro es que sean tan ágiles", reconoce un entrenador español. Y esa es una de las características de Bernard, junto a la frecuencia de brazada, la capacidad pulmonar y unas piernas explosivas.
La duda ahora es si el francés llegará a tope a la gran cita del año, a los Juegos Olímpicos de Pekín en agosto. Lo que está claro es que en estos Europeos, a mita de camino del gran objetivo, Bernard se ha hecho un hueco entre los grandes.
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