Play-Doc premia un film de contrabandistas de la raia

Hace tres décadas que Dona Inés dejó de esconder huevos, café, pescado y frutos secos en los bolsillos de su enorme mandil durante la travesía de 20 kilómetros que separaba su casa en Valença do Minho de la vecina Tui. Pero a sus 80 años conserva intactas en la memoria las anécdotas de un oficio, el de las trapicheiras, como las llamaban, que aprendió de niña.

Su historia competía con la de unos lisboetas que analizaban los lazos que unen a gallegos y portugueses, una mirada nostálgica hacia las formas de vida rurales encarnadas en un humilde burro fariñeiro y la denuncia de la presión urbanística que condena a la desaparición a rutas de paso tradicionales. Pero la epopeya de esa generación de mujeres en la frontera se llevó el favor del público que acudió a la última jornada del Festival Play-Doc, celebrado en Tui hasta el pasado domingo.

El certamen, consagrado al género documental, repartió 9.000 euros en premios. El más sustancioso -5.000 y la compra de los derechos de emisión por parte de Televisión de Galicia- fue para la cinta Le papier ne peut pas envelopper la braise (O papel non pode envolver a brasa), del camboyano Rithy Panh. El sastre, de Óscar Pérez, y Pic-nic, de Eloy Enciso, se alzaron en las categorías de cortometrajes y documentales gallegos, respectivamente. Además de las visitas de realizadores consagrados como Lech Kowalski y Carles Bosch, en los anales de la cuarta edición de la cita gallega con la cinematografía documental figura ya la cifra de 7.200 visitantes, 5.600 espectadores de las películas y 1.600 asistentes a los conciertos de The Rosenberg Trio y Siniestro Total. La banda viguesa agotó todo el papel para el estreno del documental sobre sus 25 años de carrera, Que parezca un accidente, dirigido por Mikel Clemente.