"Vamos a buscar a esa mujer, y si la encontramos, la vamos a liar"
Los vecinos lamentan las pérdidas y arremeten contra la inquilina
Hace cosa de dos años, la finca situada en el número 259 de la calle de Andrade sufrió un incendio. "Una cosa fortuita, sin consecuencias", dijeron los vecinos. Ayer por la mañana, ese mismo bloque de pisos volvió a ser pasto de las llamas. Pero en un contexto muy diferente. Pasado el susto inicial, los vecinos de La Verneda lo tuvieron claro: la explosión había sido intencionada. "Vamos a buscar a esa mujer, y como la encontremos, la vamos a liar", dijo con espíritu de venganza un joven que trataba de acaudillar a otros muchachos para su particular misión de busca y captura.
El odio y el miedo se mezclaron ayer en el ambiente del barrio. Un lunes normal y corriente se convirtió en un día excepcional a partir de las 7.30 horas, momento en el que una fuerte explosión -seguida de réplicas más pequeñas- alteró la vida de los vecinos. Algunos pensaron que se trataba de un atentado. Otros pensaron en un accidente de tráfico en la Gran Via, a escasos metros del lugar del siniestro. Pero todos se llevaron un susto de miedo.
Como Isabel Solà, que vive en la sexta planta -el bloque tiene ocho plantas y 32 pisos en los que viven un centenar de personas- y sufrió un ataque de pánico. "La explosión me levantó dos palmos de la cama. No podía salir de la habitación por el humo, y estuve a punto de tirarme por la ventana", dijo ayer, más tranquila, frente al centro de barrio Las Palmeras, por donde los afectados fueron pasando durante todo el día.
Pese al peligro, Solà no se arrojó finalmente al vacío, como tampoco se arrojaron el resto de vecinos. Todos esperaron la llegada de los bomberos, que rescataron a los vecinos mediante escaleras. "Me he metido en la habitación con mi mujer y he colocado trapos en la puerta. Como en la tele. Al final nos han sacado por la ventana", comentó Manuel, del sexto cuarta. No le hizo falta a Pedro, que vive en el entresuelo y salió "por patas". "He cogido a mi niño y he salido corriendo. Al ver mi coche en llamas me he puesto en lo peor, pero sólo ha sido un susto", dijo Pedro, que al mediodía de ayer estaba en la calle aún con las zapatillas de estar por casa.
Durante el aparatoso pero eficaz rescate hubo lágrimas, escenas de pánico y abrazos de ternura. La mayoría de vecinos resultaron ilesos, salvo una decena de ellos, que fueron atendidos por inhalación de humo. "Si la explosión llega a ser un poco más tarde, nos pilla a todos en el bar de debajo de casa, donde vamos todos a desayunar", dijo Ángeles Carretero.
El bar y la peluquería no resultaron demasiado afectados, pero tuvieron que cerrar las puertas. "He oído un ruido muy fuerte y, a continuación, gritos de pánico", dijo Josefina Martín, la propietaria de la peluquería. "Nueva Imagen, se llama", insistió. Martín añadió además que Ana Moreno -la inquilina sobre la que recaen las sospechas del siniestro- "se negaba a hacer una serie de reformas en su casa que sí habíamos realizado otros vecinos". En la misma línea, otros vecinos aseguran que todos los pisos habían renovado sus instalaciones de agua y gas hacía poco tiempo. Todos, excepto el primero tercera, cuyos propietarios -la hermana y el cuñado de Moreno- se habían opuesto a la iniciativa.
A las 16.00, los bomberos permitieron a los vecinos entrar en sus casas para recoger algunos enseres. Lo que vieron no les gustó. "Lo hemos visto todo muy mal. Hay muchos desperfectos", comentó uno de los afectados. Todos esperan volver a sus hogares "cuanto antes".
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